La noche de San Juan es, para muchas personas, una de las más mágicas del año. En muchas comunidades autónomas se celebra con rituales, fogatas, petardos y fuegos artificiales, pero también es una de las más temidas para quienes conviven con animales. Son muchos los que pasan esta noche escondidos bajo la cama, sin comer, sin beber y sin moverse hasta que cesan los estallidos, muchas veces entrada la madrugada. Durante horas sostienen un estrés que no comprenden, y que puede tener consecuencias físicas y emocionales si no se gestiona bien.
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