Barcelona
Superado el episodio de sequía, el Observatori de l’Aigua, integrado por ingenieros y economistas, ponen de nuevo sobre la mesa la necesidad de interconectar la red de agua de Catalunya para garantizar así el abastecimiento a todo el territorio en caso de emergencia. La propuesta, bautizada como el “corredor del agua”, amplía las conexiones que la entidad planteó dos años atrás, cuando los pantanos estaban bajo mínimos, para que la futura red conecte desde el Ebro, pasando por Barcelona hasta el Empordà y el Canal d’Urgell.
“Proponemos una red que cubra todo el territorio, que pueda utilizarse en caso de necesidad y que sea reversible”, explicó ayer Carles Conill, presidente de la comisión de Agua, Energía y Medio Ambiente del Col·legi d’Enginyers de Camins. El corredor del agua se fundamentaría en la interconexión de las tres cuencas (la del Ebro, el Llobregat y la del Segre) y las desalinizadoras. Todo ello y el aumento de la capacidad de autoabastecimiento previsto en el Área Metropolitana de Barcelona, “garantizaría la seguridad y la resiliencia del sistema; en definitiva, consiste en conectar la red de agua igual que lo está la red eléctrica o de gas”, mantiene Conill.
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El Observatori de l’Aigua, creado dos años atrás en plena sequía por un grupo de profesionales y el respaldo del Col·legi d’Enginyers de Camins, Canals i Ports, Enginyers Industrials, Economistes y Enginyers Agrònoms de Catalunya, preparan ahora un documento para definir esta gran red para que se tenga en cuenta la propuesta en la futura Ley para la Transición Hídrica.
En el peor momento de la última sequía el Observatori propuso la interconexión del Consorci d’Aigües de Tarragona (CAT) con el sistema de Aigües Ter-Llobregat (ATLL), “un proyecto clave para consolidar la seguridad hídrica de Catalunya”, insiste Conill. En el contexto actual el proyecto evoluciona “hacia una solución más flexible y adaptada a las necesidades futuras, con un caudal máximo de 1,5 m3/s, que es el que de media no se utiliza del ministrasvase”.
La interconexión se situaría entorno a la desalinizadadora de Cunit, lo que permitiría, según la propuesta, transportar el agua en los dos sentidos, “para reforzar la garantía de suministro en la zona sur de la región metropolitana de Barcelona y también garantizar el suministro a las comarcas de Tarragona en periodos de sequía y reducir la dependencia del Ebro”, mantiene Conill.
A esta conexión se añade el Ramal Nord, para conectar el sistema Sau-Susqueda-Pasteral, que abastece Girona y su entorno, con el resto de la red catalana. Esto permitiría “una reducción progresiva de sus aportaciones al AMB. Con el incremento de la producción de agua desalinizada y regenerada en el AMB, el Ter podría destinar sus caudales a garantizar el abastecimiento de su cuenca y reforzar el suministro a Girona.
Las desalinizadoras, en el punto de mira
El Observatori de l’Aigua ha evaluado también el estado de las inversiones vinculadas a la sequía. Si bien las obras para incrementar los recursos no convencionales en la región metropolitana de Barcelona avanzan según lo previsto, la entidad reclama que se acelere la tramitación de las nuevas desalinizadoras que consideran “esenciales” para garantizar el abastecimiento y resiliencia del sistema hídrico. Por el estado de tramitación de la Tordera II, cuyas obras llevará a cabo Acuamed, el Observatori duda que pueda entrar en servicio antes de 2030 y alerta de la necesidad de garantizar el suministro eléctrico en la zona para asegurar su funcionamiento. Sobre la desalinizadora del Foix, aunque la declaración de impacto ambiental ya se ha completado, la entidad alerta que el proyecto todavía no se ha aprobado definitivamente, por lo que su puesta en servicio también se situará más allá del 2030.
Una vez establecidas las interconexiones entre el sistema CAT-ATLL y el Ramal Nord, el siguiente paso que establece el corredor del agua sería la interconexión con el modernizado Canal d’Urgell. El objetivo consistiría en aprovechar los eventuales excedentes hídricos o de riego de las Terres de Lleida como reserva estratégica de emergencia para el AMB y otras zonas en situación de sequía severa.
“Este proyecto, como el resto, no implicaría ninguna transferencia permanente de agua, sino que seria un mecanismo de apoyo puntual y reversible, que reforzaría la solidaridad hídrica entre territorios y mejoraría la gestión global de los recursos del país”, mantiene Conill. La propuesta se formula a 25 años vista, en el horizonte 2050. El Observatori de l’Aigua mantiene que, con esta red interconectada, las desalinizadoras proyectadas y las futuras plantas potabilizadoras, el sistema catalán conseguiría “el máximo nivel de resiliencia y seguridad, sería capaz de garantizar la continuidad del suministro en cualquier escenario climático y daría respuesta a los retos de futuro con una visión integrado y sostenible del recurso del agua”.





