Josep Conesa y su esposa Marta Cortadella se retiran, que ya es hora, y sus trabajadores de siempre Christian Dominguez y Juan Cano toman el relevo del singular establecimiento de bocadillos de la plaza Sant Jaume, de Conesa Entrepans, y los dos lo hacen con la premisa de que todo permanezca igual, de continuar trabajando como lo hicieron los últimos lustros. Últimamente las jubilaciones y la falta de relevos acaban con tantos negocios singulares de Barcelona como las presiones inmobiliarias y los más voraces fondos de inversión. Crucemos los dedos. Estos camareros suman 52 años de experiencia.
“Estoy terminando de enseñarles cómo se reparan las planchas –prosigue Josep–. Buena parte de los secretos de Conesa Entrepans están aquí, en nuestras niñas. Estas planchas tienen 60 años, y nada plancha el pan igual, ¿sabe que ahora te venden el pan congelado con las líneas de serie? y las planchas modernas no tienen punto de comparación. Lo que ocurre es que la empresa suiza que las fabricaba cerró hace 30 años, y yo tuve que aprender a repararlas”. Y Christian asiente, entre frankfurt y frankfurt, porque Juan tiene hoy el día libre.
La falta de relevos está cerrando tantos negocios especiales como la dichosa presión inmobiliaria
“La principal característica de Conesa Entrepans es su compromiso con la calidad –dice Christian–. Aquí nunca hemos caído en la tentación de bajar el listón, por eso tenemos clientes que vienen por tradición familiar y turistas que llegan buscándonos, atraídos por nuestra fama. Si nos dejáramos llevar por las tentaciones los perderíamos a todos”. Ahora quienes asienten son Josep y Marta. “Sí, siempre hemos escogido con mucho cuidado a nuestros proveedores –retoman–. Aquí servimos un bacon el doble de caro que el que puede encontrar en muchos sitios”. El preferido de Ada Colau siempre fue el de bacon con queso, y el de Jaume Collboni el de lomo con queso… “Nosotros es que no sabemos trabajar de otra manera, pero no es lo que impera. Antes, aquí, en el Barri Gòtic, teníamos de todo, y ahora proliferan las tiendas de souvenirs, las de uñas, las de marihuana… porque les dejan, porque las administraciones, independientemente de su color político, les permiten hacer todo lo que hacen ¿y así cómo vas a conseguir que los barceloneses regresen al centro?”.

El frankfurt fue uno de los bocadillos que popularizaron este establecimiento
Mane Espinosa
Conesa Entrepans nació en 1951 de la mano del padre de Josep. Entonces este rincón de Sant Jaume era un pequeño colmado, y un buen día a Pedro se le ocurrió repartir unas cuantas salchichas alemanas entre sus clientes, y los clientes se mostraron tan agradecidos que se pasó a los bocadillos…
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“Tenemos productos para vegetarianos, veganos, celiacos… mi padre empezó con cinco bocadillos, y ya tenemos unos 50. Vaya, ya se manchó de mostaza ¡ya le dije que no lo sacara de la bolsita, que es antigrasa! Mire, mi padre servía los bocadillos envueltos en papel de estraza con un servilleta, pero la gente se manchaba mucho, así que nos inventamos unas bolsitas muy apañadas, pero si querías el bocata para llevar resultaban pequeñas, así que las hicimos más grandes, y si en casa las metes en el microondas 30 segundos el bocata te queda como recién hecho”.