Los ladrones de cable de cobre, un producto que ha visto como su cotización en el mercado negro volvía a subir en los últimos meses, parecen tenerla tomada con el Ayuntamiento de Barcelona. Diversos equipamientos municipales, sobre todo deportivos, han sufrido en los últimos tiempos robos de cierta envergadura que han inhabilitado las instalaciones. Los últimos incidentes se produjeron hace pocos días cuando los cacos dejaron a oscuras los campos de Can Dragó y el pasado 24 de enero actuaron de nuevo en el campo municipal de rugby de la Foixarda.
Este enclave de la montaña de Montjuïc es un punto especialmente expuesto a este tipo de sustracciones. La última es la cuarta en poco más de un año. En esta ocasión, los ladrones se llevaron 320 metros de cable eléctrico dejando sin luz ni agua caliente las instalaciones deportivas.
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Al parecer, los asaltantes entraron por la valla perimetral después de romperla. La alarma de la seguridad no se disparó ya que los delincuentes no tuvieron necesidad de entrar en ninguno de los edificios. El cable sustraído estaba ubicado en un tramo enterrado entre una arqueta delante de la acometida eléctrica y otra arqueta en el perímetro del campo.
La factura para el Ayuntamiento de Barcelona, obligado a hacer una reparación urgente para dar el servicio adecuado a los equipos que allí entrenan y juegan, se aproxima a los 20.000 euros.
