
La demencia es uno de los desafíos de salud más complejos del siglo XXI, en sociedades donde la longevidad avanza a paso firme. El aumento sostenido de la esperanza de vida despierta, inexorablemente, nuevos caminos de investigación biológicos, científicos y sociales.
En poblaciones que viven más años, los trastornos vinculados al envejecimiento, como la demencia y otras enfermedades neurodegenerativas, también crecen. Sin embargo, las formas en las que impacta esta enfermedad no son iguales para todos: los países emergentes y de menores ingresos son los más afectados.
Por eso, para investigar y desentrañar los misterios de la demencia es clave hacerlo en poblaciones reales, ahondar en las problemáticas y manifestaciones que la condición encarna en los individuos y entorno socioambiental.
En diálogo exclusivo con Infobae, el neurólogo argentino Ricardo Allegri, anticipó el análisis que publicó recientemente en la revista Nature Reviews Neurology.
Allegri, jefe del Servicio de Neurología Cognitiva, Neuropsicología y Neuropsiquiatría de Fleni y uno de los máximos referentes en investigación en Neurociencias de la región, sostiene que, para entender a fondo las demencias, resulta imprescindible observar cómo se expresan en poblaciones reales y diversas, atravesadas por contextos sociales, económicos y culturales únicos.

Las cifras muestran un escenario que interpela a los investigadores: a pesar de que dos de cada tres personas con demencia residen en países de ingresos medios y bajos, solo el 10% de los estudios científicos sobre esta patología provienen de estas regiones.
En ese sentido, el artículo de revisión publicado en la revista Nature Reviews Neurology por el doctor Allegri, plantea los desafíos que enfrentan los países de ingresos medios y bajos en la investigación sobre demencia. El trabajo expone las dificultades que atraviesan estas regiones y propone un modelo colaborativo para impulsar el desarrollo científico y mejorar la atención a millones de personas afectadas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la demencia es un término que describe a un conjunto de enfermedades que deterioran la memoria, el pensamiento y la capacidad para realizar tareas cotidianas. Aunque su manifestación más frecuente ocurre en personas mayores, no todas las personas desarrollarán demencia al envejecer.
El Alzheimer constituye la forma más frecuente de demencia, con entre el 60% y el 70% de los casos.
En la actualidad, se ubica como la séptima causa de muerte y una de las principales razones de discapacidad y dependencia en personas mayores en todo el mundo. Cada año, hay casi diez millones de nuevos diagnósticos.

La mayor parte de la evidencia disponible sobre la temática se basa en investigaciones realizadas en países de altos ingresos, lo que deja a muchas poblaciones subrepresentadas en los datos globales.
Además, de acuerdo con el análisis, cerca del 80% de los científicos nacidos en países en vías de desarrollo trabajan actualmente en naciones desarrolladas, lo que agrava la fuga de cerebros y limita la capacidad local de investigación.
El doctor Allegri identifica una serie de barreras estructurales que dificultan el avance de la investigación en estos contextos: “Sabemos que los principales obstáculos en los países de ingresos medios y bajos son la pobreza, la malnutrición, los bajos niveles de educación, la falta de control sobre los factores de riesgo vascular y los bajos niveles de inversión gubernamental en salud e investigación”.
A estos factores se suman la falta de recursos, equipos obsoletos, salarios bajos para los científicos, escaso número de publicaciones científicas y la limitada realización de ensayos clínicos con medicamentos. El especialista advierte que la ausencia de planes nacionales sobre demencia y la insuficiente financiación, tanto local como internacional, profundizan la brecha entre el norte y el sur global.

“Entre los problemas detectados podemos mencionar los equipos obsoletos, bajos salarios en los científicos, un número limitado de publicaciones científicas, muy pocos ensayos clínicos con medicamentos y la frecuente migración de investigadores hacia países del norte global”, puntualiza Allegri.
No obstante, el artículo señala que los países de ingresos medios y bajos cuentan con ventajas demográficas y culturales que podrían potenciar la investigación. Ciudades como México, San Pablo y Nueva Delhi, con poblaciones superiores a los 15 millones de habitantes, ofrecen un escenario propicio para la realización de ensayos clínicos de gran escala y diversidad étnica.
Frente a este panorama, Allegri propone un modelo de trabajo basado en la colaboración regional e internacional, la democratización de la ciencia y el acceso compartido a datos y muestras.
“Es un enfoque de trabajo que brindaría la posibilidad a los científicos de estos países acceder a datos y muestras para la investigación, pero también permitiría desarrollar la capacidad a nivel local. Todo esto, deviene en una mejor atención para las personas que viven con demencia en estos países”, afirma el investigador.

El modelo sugiere transformar la relación entre investigadores de países de altos ingresos y aquellos de ingresos medios y bajos, al promover un intercambio bidireccional que beneficie a todas las partes. La creación de redes regionales y colaboraciones globales permitiría optimizar recursos, mejorar infraestructuras, intercambiar protocolos y biobancos, y fortalecer la formación de profesionales locales.
Un ejemplo concreto de este enfoque es el estudio multinacional LatAm-FINGERS, respaldado por la Asociación de Alzheimer y desarrollado en 12 países de Latinoamérica.
Esta investigación, inspirada en el modelo FINGERS de Finlandia, busca adaptar intervenciones sobre el estilo de vida para prevenir la demencia en contextos latinoamericanos, demostrando el potencial de las alianzas internacionales para generar conocimiento relevante y aplicable a nivel local.
El financiamiento emerge como un factor decisivo en este proceso. El artículo enfatiza la necesidad de combinar fondos internacionales con un compromiso real de los responsables de políticas sanitarias locales, para garantizar la sostenibilidad y el impacto de las investigaciones en la región.
En palabras del doctor Allegri la coyuntura actual representa una oportunidad para redefinir la manera en que se produce la ciencia, apostando por colaboraciones que permitan construir un campo de investigación más inclusivo y representativo de la diversidad global.