Los obispos de la Conferencia Episcopal Paraguaya, al finalizar la 244º Asamblea General Ordinaria, quisieron dirigir un mensaje al Pueblo de Dios, inspirados en las palabras de San Pablo: “Y esta esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado” (Cf. Rom 5,5). Cabe señalar que esta misma cita fue escogida por el papa Francisco para la Bula que convoca el Año Jubilar.
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En la carta pastoral de noviembre del año pasado, reflexionaron sobre su sentir y la propuesta para la vida eclesial y social. Allí, observaban signos del tiempo de nuestra realidad en Paraguay: signos de crisis y dolor que los desafían a sostener la esperanza y signos que los animan y llaman a continuar fortaleciendo la esperanza con caridad, la misericordia, la fraternidad y la solidaridad.
Sanar la democracia
Los prelados indicaron que acompañan la crisis y el escándalo que envuelve y afecta a los poderes del Estado, ante las denuncias de tráfico de influencias y el poder del narcotráfico; la corrupción busca manipular y debilitar el sistema democrático, en favor de unos pocos y grupos de poder, que pueden torcer la justicia según sus deseos.
“Defender la justicia y hacer justicia es un deber sagrado, para afirmar la dignidad de todos y asegurar la convivencia en paz y fraternidad, propiciando la equidad, la rectitud, la imparcialidad y la moderación en las relaciones sociales, en el acceso a los bienes necesarios de todos y a las oportunidades de desarrollo presente y futuro”, señalaron los obispos paraguayos.
Para sostener esa esperanza, exhortaron a las autoridades y a todos los ciudadanos, al compromiso indeclinable con la verdad, la justicia y la caridad. E indicaron: “Necesitamos signos que desarticulen la trama corrupta que atenta contra el recto funcionamiento de las instituciones del Estado. Es imperativo que la Carta Magna de la Nación Paraguaya, nuestra Constitución Nacional, sea respetada y cumplida, asegurando el equilibrio y la separación de poderes para el servicio honesto a la Patria”.
Los obispos creen que, para fortalecer la confianza ciudadana, todos deben colaborar para sanar la democracia. Específicamente consideraron necesario que las instancias de selección y de enjuiciamiento de los diversos actores del Poder Judicial, realicen su tarea con imparcialidad y verdadero compromiso con la idoneidad y competencia requerida.
Alimentar la Esperanza
En este tiempo de Cuaresma, unidos al Papa en su convalecencia y en su magisterio, señalaron la necesidad de la triple conversión que el Pontífice propuso en su Mensaje de Cuaresma:
- La conversión a la vida mejor en el amor, la verdad y la justicia abandonando el miedo y todo lo que nos paraliza;
- La conversión a la fraternidad y al cuidado de todo lo que nos rodea y posibilita la vida, caminando juntos y velando por la unidad y la solidaridad;
- La conversión a la esperanza, renovando la confianza en Cristo
Invitaron a seguir sembrando juntos, con actitud sinodal, semillas de esperanza, en el cuidado de la casa común, en el desafío de suministrar agua potable en el Chaco, en el compromiso fuerte y decidido con el cambio en el uso del poder como servicio, en la misión de brindar educación accesible y de calidad, en la atención de salud pública y en la reforma eficaz del sistema penitenciario. Incluyeron velar por la actividad extractivista (la explotación del campo y los emprendimientos de minería) para que se enmarque en el respeto al medioambiente y en la justicia social, y se proteja a indígenas y campesinos de desalojos violentos, que amenazan la integridad y la dignidad de las personas.
Para concluir, pidieron que el Señor regale la gracia de renacer en su Pascua, y de ver en su misericordia un Paraguay sano.
