El Gremi de Restauració de Barcelona se suma a las voces que han denunciado que, con las obras de remodelación, la Rambla perderá personalidad. La asociación indica en un comunicado que se ha roto “el falso consenso que rodea la operación y empiezan a hacerse públicos los recelos que se manifestaban en privado”.
La preocupación del Gremi pasa ahora por saber qué pasará con las terrazas una vez acabe la reforma. El director de la entidad alerta que “cuidar la Rambla pasa por cuidar los ramblistas, garantizar la continuidad de unas personas y unas empresas que hace décadas que están ahí; el patrimonio humano es el que hace de la Rambla un lugar único, con identidad; la Rambla es mucho más que su pavimento”.
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En este sentido el Gremi insta al gobierno municipal a concretar si el Ayuntamiento asumirá el anuncio de 2018 de “drástico” recorte de mesas y sillas, “recorte del que Jaume Collboni no se ha desmarcado”. Desde hace dos años, los restauradores piden concreción sobre las intenciones del gobierno municipal: “tenemos derecho a saber cuáles son los planes, porque de ello depende en gran medida, que podamos recuperar de las pérdidas acumuladas durante las obras”.
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Sobre la estética de las terrazas, el Gremi propone seguir el modelo de Rambla Catalunya, algo que -afirman- “tan solo supone exprimir la posibilidades que ya permite la ordenanza vigente”. En las últimas conversaciones mantenidas con el equipo de gobierno municipal, el Gremi ha pedido también poner fin al agravio comparativo que sufren los restauradores del tramo entre la Boqueria y la plaza Catalunya.
“A ellos se les deniega el permiso de terraza y, mientras, se mantienen otras a pesar de la prohibición que contiene el Pla Especial de d’Ordenació de la Rambla (PEOR), aprobado el 2016, que impide autorizar terrazas en las aceras laterales”. Por este motivo, el Gremi propone modificar de forma puntual el PEOR, para que unos y otros puedan disponer de las terrazas.






