El trabajo remoto en tecnología está transformando silenciosamente la economía de América Latina. Miles de desarrolladores, diseñadores y especialistas en datos están accediendo a salarios en dólares gracias a empresas extranjeras que ven en la región un terreno fértil para contratar talento calificado a costos más competitivos que en Estados Unidos o Europa.
Las cifras muestran con claridad el diferencial. Según el informe The 2025 Playbook for Hiring Tech Talent in Latin America de la consultora Combinegr, un ingeniero de software en Estados Unidos recibe en promedio 132.000 dólares anuales, mientras que en Brasil un perfil equivalente ronda los 31.000 dólares. En países como Colombia o México, los salarios locales para un desarrollador senior suelen ubicarse entre 30.000 y 45.000 dólares al año, muy por debajo de los pagos en divisas que ofrecen las compañías extranjeras.
El atractivo para las empresas foráneas es evidente. De acuerdo con la firma HireInSouth, contratar en Latinoamérica puede implicar hasta un 61 % de ahorro frente a un perfil en Estados Unidos. Para el profesional de la región, sin embargo, ese diferencial se traduce en un ingreso que fácilmente duplica o triplica lo que percibiría en un empleo local.
El fenómeno también está impulsado por ventajas estratégicas. La cercanía horaria con Norteamérica y la afinidad cultural han convertido a la región en una alternativa más conveniente que Asia o Europa del Este. La colaboración en tiempo real, sin diferencias de huso horario significativas, reduce fricciones y permite una integración más fluida en los equipos de desarrollo.
En paralelo, la inestabilidad económica de muchos países latinoamericanos ha vuelto aún más atractivo el cobro en moneda fuerte. Recibir un salario en dólares se convierte en un escudo contra la inflación y la devaluación, garantizando mayor estabilidad financiera y capacidad de ahorro. Esa dinámica ha llevado a miles de profesionales a buscar activamente posiciones remotas que paguen en divisas.
El impacto en los salarios locales y la movilidad del talento
El efecto de esta tendencia no se queda solo en la cifra. Empresas nacionales de tecnología ya enfrentan la presión de mejorar sus esquemas de compensación para retener personal. Según proyecciones de Interfell, los salarios en TI en Latinoamérica podrían crecer entre un 12 % y un 18 % en 2025 como consecuencia de la competencia con empleadores extranjeros.
Más allá de lo económico, el cambio también redefine la movilidad del talento. Profesionales que antes consideraban emigrar físicamente ahora pueden acceder a salarios internacionales desde sus ciudades de origen. Esa posibilidad frena la fuga de cerebros y, al mismo tiempo, descentraliza el acceso a empleos mejor pagos, beneficiando incluso a quienes viven en ciudades intermedias.
El contraste es evidente. Un desarrollador en Bogotá que trabaja en una firma local puede ganar 35.000 dólares al año, mientras que en un rol remoto para Estados Unidos ese mismo profesional podría recibir 70.000 u 80.000 dólares. La diferencia no es marginal: son entre 20.000 y 40.000 dólares adicionales que cambian por completo la capacidad de consumo, ahorro e inversión de una persona.
Sin embargo, el acceso a esas oportunidades no es automático. El mercado global exige competencias actualizadas en lenguajes modernos, cloud, ciberseguridad o inteligencia artificial, además de un manejo sólido del inglés técnico. La urgencia de capacitarse se vuelve evidente: quien no invierta en su formación corre el riesgo de quedar rezagado frente a un entorno cada vez más competitivo.
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Ahí es donde entra la relevancia de programas especializados que preparan talento con enfoque global. Holberton, por ejemplo, ha diseñado una metodología basada en cohortes y proyectos reales, pensada para enfrentar a los estudiantes con retos del mundo laboral desde el primer día. El aprendizaje colaborativo y práctico se convierte en la base para adquirir habilidades que trascienden lo meramente técnico.
En septiembre comenzó una nueva cohorte de IA Generativa, y en octubre se abrirán cupos para el programa de Desarrollo de Software. En diciembre iniciará la ruta de Ciberseguridad, mientras que el programa en Machine Learning ya está en preparación para su lanzamiento. Todos están diseñados para formar perfiles listos para competir en la industria internacional.
Estudiar en cohortes permite avanzar en grupo, aprender entre pares y potenciar tanto las competencias técnicas como las habilidades blandas. Además, la metodología de Holberton obliga a investigar, resolver problemas y aplicar soluciones como en un entorno real de trabajo. Esta dinámica fortalece no solo la capacidad de programar, sino también la mentalidad de adaptación y aprendizaje continuo.
Los egresados de Holberton ya han llegado a empresas como Google, Tesla, LinkedIn o IBM, demostrando que desde Latinoamérica es posible insertarse en la primera línea de la industria tecnológica global. Con formación adecuada, talento y disciplina, la brecha salarial en dólares deja de ser un sueño lejano para convertirse en una oportunidad real.
El desafío para quienes quieran aprovecharla está en dar el siguiente paso: formarse con programas que respondan a las demandas globales y prepararse para competir sin fronteras. Porque en un mundo donde el talento ya no tiene barreras geográficas, el diferencial lo marca la preparación.
Imagen: Archivo ENTER.CO