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domingo, junio 22, 2025

Los secretos de la gran transformación física de Nico Vázquez para encarnar a Rocky Balboa, y las inseguridades previas que experimentó: «Después de mucho tiempo volví a sentirme empoderado»

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Acusa un poco de frío el entrevistado, al tiempo que llega el crepúsculo otoñal al ventanal del primer piso de Puny, el restó de pasta & grill de Corrientes al 1200, justo enfrente del Teatro Lola Membrives, que el jueves 12 de junio abrió sus puertas para cubrir de un plumazo sus 948 butacas de aforo con el estreno teatral nacional del año.

Cubierto por un jean, zapatillas y una remera marca corta oscura decorada por un salpicado de manchas multicolores, Nicolás Vázquez (48 recién cumplidos) invita a mirar la cartelera de Rocky que se divisa enfrente (“¿Vieron qué linda está?”), antes de admitir el notable cambio que experimentó su cuerpo respecto al que lucía durante nuestra entrevista del año pasado, cuando encabezaba Tootsie, en un doble rol, femenino (Dorita) y masculino (Santi).

Entonces, mientras juega a que saca músculos, se prende en la comparación:

Nico Vázquez: Rocky
Cuenta Nico Vázquez: «Arrancamos la preparación en agosto del año pasado. Yo seguí con Tootsie hasta octubre. Como empecé a engrosarme, no me entraban los vestidos y me los iban agrandando, sin entender las encargadas de vestuario por qué ocurría. En septiembre de 2024 se supo lo de Rocky y en noviembre comencé a apretar la preparación. Nada de vacaciones». 

-¿Cómo fue bajarse de los tacos de Dorita después de dos años para calzarse las botas de box de Rocky Balboa? ¿Un cambio radical, verdad?

-Un cambio extremo. Pasar de bajar seis kilos y perder toda la masa muscular -no pensé que iba a perder tanto- para interpretar a Dorita, sucedió por hacer trabajos aeróbicos, sin fuerza. Al punto que, reconozco, en un momento me encontré despojado de mi estructura normal. Subir de peso para Rocky no resultaba sencillo, porque yo tiendo a bajar. Así que sabiendo lo que se me venía, busqué un plan de nutrición y le pedí al entrenador Daniel Cajarabilla, el mismo que haría las coreos de boxeo: “Amigo, la única manera de llegar bien al estreno es que empecemos con tiempo”. Y arrancamos en agosto. Yo seguí con Tootsie hasta octubre. Como empecé a engrosarme, no me entraban los vestidos y me los iban agrandando, sin entender las encargadas de vestuario por qué ocurría. En septiembre de 2024 se supo lo de Rocky y en noviembre comencé a apretar la preparación. Nada de vacaciones. 

-¿Nada? ¿Entrena a diario? 

-Tal cual, y cambié la alimentación. Luego, entreno de nuevo, porque hay que sumarle las clases de boxeo.

-¿Quién lo adiestra?

-José Driussi, un púgil hermoso y un tipo que me encantó conocer y adoro escuchar. Te habla sobre el esfuerzo de tantos boxeadores que intentan como intentó Rocky. Peleó en el Luna Park, estuvo al lado de Miguel Castelllini, el campeón argentino del mundo de los superwélter; conoció a Ringo Bonavena, y llegó hasta donde pudo. Hoy suma 71 años y siente que su mejor lugar es la docencia. Una persona humilde que me abrazó desde el primer día. José ya forma parte de la familia. Le adelanté: “Después del estreno quiero que te vengas al menos una vez por semana, no sé, para hacer los masajes, para estar con nosotros”. La emoción de este hombre es tan grande como la nuestra por contar con él. Tiene mucho de la vida para enseñarnos.

NICO VÁZQUEZ
A su 1,83 metros, que habían bajado de 80 a 74 kilos cuando representó el papel femenino de Dorita en Tootsie, ahora, a fuerza de ejercicios, una alimentación especial y nutrientes, lo hizo aumentar otros ocho.

-¿Es difícil boxear?

-Muy difícil. Decir lo contrario me parece una falta de respeto. Cada vez que yo intentaba un ejercicio con manoplas, me frustraba: “¡Uh, no me sale, no me sale”!. José me explicaba: «Si fuera fácil todos serían campeones argentinos o campeones del mundo”. Lo miraba y bajaba la cabeza: “Tenés razón”. “¿Y cuánto tiempo necesito más o menos para boxear bien?», le consulté una vez. “Tranquilo, siete años, jé».

-Para colmo Rocky era zurdo y usted es derecho… 

-Súper derecho. No podía ni agarrar un vaso con la zurda. Pero bueno, lo logré de cabeza dura, con perseverancia y confianza en mí. Hablé de respeto y sí, uno debe ser muy respetuoso con cualquier disciplina del estilo. No es “soy boxeador y me cago en piñas”. Todo lo contrario: “Soy boxeador y respeto al rival”. Boxear realmente es un arte. También Stallone hizo que un montón de gente se acercara. Por eso en el ambiente lo quieren tanto. Muchos chicos y chicas quisieron ser boxeadores porque se enamoraron de Rocky. 

ALIMENTACIÓN CONSCIENTE, ENTRENAMIENTO INTENSO, DESCANSO REPARADOR Y CUIDADO PERSONAL: LAS CUATRO CLAVES DE LA TRANSFORMACIÓN

Saltando la soga durante una escena de la obra.

«Ya no es levantarme, un mate y desayuno rápido. Ahora son los huevos, la palta, jugo de pomelo, oliva. Entreno, almuerzo y a media tarde voy con una proteína, para terminar de entrenar e ir por la creatina. A este nivel y ante esta exigencia es muy importante suplementarse», explica Nico a vuelo rasante la rutina que lo llevó al gran cambió físico que experimentó y viene conservando. Una rutina de cuatro claves que ahora nosotros recorremos puntual y detalladamente:

Alimentación consciente: Llevó adelante una dieta hiperproteica para ponerse en forma como Rocky. Incorporó yogures con alto contenido de proteínas, creatina y hasta huevos crudos para acelerar su transformación física y mantener la masa muscular. Desde agosto llegó a subir ocho kilogramos de masa muscular gracias a un plan alimenticio estricto, y acompañado por profesionales.

Entrenamiento intenso: Con la guía del mencionado Daniel Cajarabilla se preparó a diario con foco en fuerza, resistencia y presencia escénica. Combinó ejercicios funcionales con boxeo, trabajando la postura, los desplazamientos y la guardia zurda, que adiestró con el también nombrado José Driussi, quien lo ayudó específicamente a trabajar la guardia zurda, ya que debía interpretar a un Rocky que pelea de ese modo. Vázquez reconoce que le tomó tiempo aprender a moverse como «el semental italiano», y a la vez que se enamoró de este deporte: “Boxearía todo el día”.

Descanso reparador: También destaca la importancia de dormir bien para rendir física y emocionalmente. “Si no el cuerpo no responde”, expresa. Aunque en la semana previa al estreno lo hizo poco y comió mal por los nervios, su rutina habitual incluye el descanso como parte esencial del entrenamiento.

Cuidado personal: Preservó su piel con tratamientos láser de regeneración y protección solar. La transformación fue integral, con foco en lo físico y también en la preparación emocional para encarnar tamaño personaje.

«CON TOOTSIE HABÍA GANADO UN PERSONAJE HERMOSO COMO DORITA, HABÍA GANADO PREMIOS, HABÍA GANADO BUENA CRÍTICA, PERO TAMBIÉN HABÍA PERIDO PERSONALIDAD»

-Volviendo a su cuerpo: recordó que para Tootsie bajó seis kilos: ¿Cuánto subió enfocándose en Rocky, y cómo se ve ahora delante del espejo?

-Aumenté ocho kilos cuando accedí a lo que necesitaba y andaba relajado porque todavía no estábamos ensayando. A la fecha quedé en seis, siete. Hoy, para el caso, no entrené. La ansiedad me hace bajar peso. Igual mantengo la estructura que debo tener. Ahora cuando me pongo la ropa y todo, me siento bien.

Con el entrenador y maestro José Driussi y con su amigo Gustavo Yankelevich, además productor por RGB Entertainment, pieza fundamental, junto a Preludio, de la concreción de Rocky en Avenida Corrientes 1280.

-¿A qué se refiere? 

-Después de mucho tiempo volví a sentirme empoderado. En un momento, durante el segundo año personificando a Dorita, a veces lo que me devolvía el espejo no era a lo que yo estaba acostumbrado, y entré en inseguridades. Comencé a verme muy distinto. Había ganado un personaje hermoso como Dorita, había ganado premios, había ganado buena crítica, pero también había perdido personalidad. Me sentía inseguro, cosa que te puede pasar, y lo admito, eh. Ahora, como te dije recién, me empecé a ver bien. También te lo dicen, te lo reconocen. En mi gimnasio han visto todo el cambio físico y el esfuerzo y son hinchas de Rocky. Virginia Elizalde, que asiste al mismo y es tan deportista, fue observando el cambio e incentivándome: “No lo puedo creer”. También otros compañeros que pasaban a mi lado: “¡Ya está, Nico, lo tenés”. Y yo me recontracebaba. Fueron horas, días ahí adentro. Y sí, recuperé un montón de autoestima. Y lo digo más allá de que me gusta verme así para este personaje y que no me hubiese permitido no poder lograrlo. 

-Y su Adrian, Gimena Accardi, ¿qué opina?

-Ve un cambio muy grande. Imposible que no lo note: “Che, amor, te pusiste muy grandote, enorme». Es una aprobación linda que también necesito.

-¿No le ofreció “pelear” un par de asaltos? 

-Estamos medio desencontrados por sus giras con En otras palabras. Llega y yo estoy durmiendo, ¿viste? Ahora justo anda viajando a Mar del Plata con Andrés Gil. Tratamos de disfrutarnos todo el tiempo que tenemos, pero bueno…

Nico Vázquez: Rocky
«¿Si los cuatro huevos que consumo en la puesta están crudos o cocidos? Lo dejo a tu criterio», mantiene abierto el interrogante «para no robarle tan linda sorpresa al público».

-Cuando coinciden , ¿usted no le camina por la casa con la bata y el short de Rocky? 

-No, pero te voy a confesar algo: antes de arrancar me llevé el sombrero para acostumbrarme a ponerlo como Rocky, medio de costado, sacármelo. Me estaba creciendo el pelo, entonces necesitaba ver cómo me quedaba para peinarlo. Y una semana antes de iniciar los ensayos me llevé la ropa completa de Rocky. Me cambié, jugué con la campera de cuero y con la pelotita de goma. Buscaba encontrarme con el personaje antes que nadie. Pero Gime no estaba. Si bien anda ansiosa con Rocky, no vio nada de esto.

-¿Ella era fanática de Balboa como usted? 

-No. Yo la quemé tanto la cabeza que un día, en vez de buscar una serie, se propuso: «Voy a ver Rocky, porque estoy podrida de que siempre hables de Rocky y Rocky y Rocky”. Puso la uno, vio la dos, la tres, la cuatro, la cinco, Rocky Balboa, las Creed, y pensé: “¡Uh!”. Ahora que surgió lo de la obra se mata de risa porque mete la primera y mientras me lavo los dientes yo le empiezo a repetir el texto en inglés: “Ta ta ta ta, ta ta ta ta”. “Ah, pero es igual”, me dice. Y sí, la letra es exactamente igual. Salvo algunas partes que se potencian en teatro, como te anticipé. “Es no está, já”, se caga de risa cuando lo descubro.

Fotos: Gabriel Machado
Video: Candela Petech
Arte de imágenes: Darío Alvarellos
Agradecemos a Vanesa Bafaro y a Federico Pisano (NInch Company)

Redacción

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