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domingo, agosto 3, 2025

Los secretos de Okinawa: cómo viven los centenarios más felices del mundo

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Los secretos de Okinawa atraen a investigadores hace décadas por la concentración de centenarios que, según los registros, supera ampliamente la media mundial. El archipiélago integra las llamadas Blue Zones, regiones célebres por baja incidencia de enfermedades crónicas y alta esperanza de vida.

Allí, la esperanza de vida femenina alcanzó 86 años y la masculina 78 antes de la reciente occidentalización de la dieta.

Tras casi medio siglo, la Okinawa Centenarian Study (OCS) sigue auditando certificados de nacimiento y estilo de vida de más de 3.000 adultos mayores, aportando evidencia sobre factores dietarios, sociales y genéticos.

La dieta tradicional aporta pocas calorías y casi nada de alimentos ultraprocesados. Casi el 60 % de la energía proviene de la batata morada, rica en fibra y antioxidantes. El resto se completa con tofu, miso, pescados grasos y algas, fuentes de proteínas y omega-3.

Antes de cada comida los mayores recitan «hara hachi bu» como recordatorio de detenerse al 80% de saciedad, práctica vinculada a mejor control de peso y digestión.

El origen de los secretos de Okinawa. Foto Shutterstock.
El origen de los secretos de Okinawa. Foto Shutterstock.

Otro pilar es el ikigai, la “razón para levantarse cada mañana”. Quienes conservan proyectos —cuidar un huerto, tejer, enseñar caligrafía— reportan menor depresión y mayor resiliencia.

El concepto de moai refuerza la salud mental: grupos de amigos que se acompañan desde la infancia, comparten gastos y asistencia mutua, generando un colchón emocional y financiero que reduce el estrés.

Finalmente, la actividad física es modesta pero constante: caminar descalzos en el jardín, practicar radio-taisō o cultivar arroz mantienen articulaciones y masa muscular sin rutinas extenuantes.

El origen de los secretos de Okinawa

El aislamiento geográfico permitió desarrollar una cocina de “pobreza nutritiva” basada en verduras resistentes a suelos arenosos y baja proteína animal, rasgo que hoy se asocia a menor inflamación sistémica.

Tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos introdujo trigo y aceites refinados; sin embargo, las aldeas rurales conservaron preparaciones ancestrales que sirvieron de “laboratorio natural”.

Desde 1975, el equipo del Dr. Makoto Suzuki validó actas de nacimiento y observó que los hermanos de centenarios poseen hasta 2,6 veces más probabilidad de superar los 90 años, sugiriendo un componente genético. Algunos alelos del metabolismo lipídico, como APOE, aparecen con más frecuencia en esta población.

El origen de los secretos de Okinawa. Foto Shutterstock.El origen de los secretos de Okinawa. Foto Shutterstock.

No obstante, investigaciones recientes cuestionan la confiabilidad de ciertos registros y señalan que Okinawa hoy lidera la obesidad infantil en Japón, demostrando que los secretos no son inmunes a la comida rápida. Ese debate no invalida los hallazgos dietarios y sociales, pero advierte que la longevidad es multifactorial y vulnerable a cambios culturales.

En la actualidad, iniciativas comunitarias promueven recuperar recetas de batata y verduras de estación, reviviendo la filosofía “nuchi gusui” —“la comida es medicina”— como antídoto frente a la occidentalización.

Los secretos de Okinawa prueban que la longevidad no depende de un solo factor, sino de la convergencia entre alimentación frugal, propósito y comunidad. Una dieta dominada por la batata morada, el tofu y las algas brinda antioxidantes — 150 % más que los arándanos — y fibra saciante, claves para mantener un peso saludable y frenar la inflamación.

Los secretos de Okinawa prueban que la longevidad no depende de un solo factor. Foto Shutterstock.Los secretos de Okinawa prueban que la longevidad no depende de un solo factor. Foto Shutterstock.

Ese menú se equilibra con la regla hara hachi bu, que invita a dejar de comer al 80 % de saciedad para evitar picos de glucosa y sobrepeso, hábito avalado por décadas de estudio clínico en la Okinawa Centenarian Study.

A nivel social, el tejido de apoyo llamado moai reduce el estrés crónico y genera respaldo económico y emocional, mientras el concepto de ikigai nutre la salud mental al otorgar una razón diaria para levantarse.

Trasladar estas prácticas a la vida cotidiana en Argentina es posible: priorizar verduras de estación, legumbres y pescado azul, servirse porciones medidas, compartir actividades con amigos y definir metas que despierten entusiasmo son pasos sencillos pero poderosos.

Redacción

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