Barcelona
Los supermercados de la Vila Olímpica de Barcelona orientados a los visitantes prácticamente triplican ya a aquellos más bien dirigidos a la gente que vive en este lado de Barcelona. Los vecinos del barrio confían en que el futuro plan de usos del distrito de Sant Martí y la nueva orientación del Port Olímpic contribuyan a paliar la histórica falta de comercios de proximidad que padecen. Se trata de una de las asignaturas pendientes de estas calles. Aquí abundan los bares y restaurantes, y también las farmacias, pero resulta mucho más complicado encontrar un tornillo, por poner un ejemplo. O un zapatero que te remiende un zapato. Y la verdad es que tampoco abundan las panaderías. De clubes de fumadores de cannabis están mejor provistos.
En estos momentos, la Vila Olímpica suma catorce supermercados y colmados en funcionamiento. Diez de ellos están claramente enfocados a los visitantes ocasionales. En sus estantes abundan principalmente las bebidas alcohólicas espirituosas de todos los tamaños –incluidas las siempre prácticas minibotellas–, los refrescos y bebidas energéticas en formato individual, las bolsas de patatas fritas y demás aperitivos, los platos precocinados, muchísimos helados… Dos de estos establecimientos están abiertos durante las 24 horas del día, y el resto acostumbra a cerrar bien entrada la noche, según la afluencia de público y la época del año.
Vecinos de los alrededores también explican que cuando llega el buen tiempo, de tanto en tanto también te encuentras algún carrito de supermercado atestado de latas de cerveza empujado en dirección a las playas, y que la mayor parte de estos establecimientos abrieron sus puertas luego de la pandemia, poco después de que la proliferación de estos negocios en las calles de Ciutat Vella y el Eixample alcanzara sus mayores cotas. La gente que vive por aquí también dice que al menos el cierre de los pubs del Port Olímpic atemperó el ritmo de crecimiento de estos establecimientos. De todas formas, en los últimos años solo vieron que cerrara uno de estos negocios dirigidos al visitante ocasional. El resto aguanta.
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Entretanto la gente del barrio acude a realizar sus compras cotidianas sobre todo a otros tres establecimientos. Hace pocas semanas abrió otro supermercado que por ahora también parece orientado a satisfacer las necesidades vecinales. “Esperamos que el futuro plan de usos del distrito de Sant Martí incentive la apertura de comercios de proximidad”, detalla Jordi Giró, histórico representante de la asociación de vecinos del barrio.
El proceso aún está en su fase de análisis, sigue Giró: “El Ayuntamiento está dando los primeros pasos, pero en la asociación estamos muy dispuestos a hacer muchas propuestas. La falta de comercio de proximidad siempre fue uno de los grandes problemas de la Vila Olímpica, y ese problema se ha ido agravando con los años porque los vecinos son cada vez más mayores y tienen más problemas para desplazarse fuera del barrio. Nuestro centro comercial tendría que funcionar como un motor que alimentara la apertura de otros negocios en los alrededores, pero está muy falto de inversiones. Por ejemplo, desde julio tiene la mitad de las escaleras mecánicas paradas”.
Vecinos del barrio denuncian la falta de comercio de proximidad
Àlex Garcia
Y así, aquí, en la Vila Olímpica, lamenta el representante de la asociación de vecinos: “No hay modo de encontrar ni una pescadería ni una ferretería ni un zapatero remendón… Apenas tenemos panaderías, charcuterías, zapaterías, tiendas de ropa… De lo que andamos bien servidos es de clubs de fumadores de cannabis, que a lo tonto ya tenemos cuatro. Al menos conseguimos que los supermercados para turistas retiraran las bebidas alcohólicas de sus escaparates principales, que no las tuvieran tan a la vista”.
