Hace tres años, a María, de 59 años y vecina de Sanxenxo, le diagnosticaron cáncer de mama. Fueron meses muy duros en los que, como ella misma admite, “no levantaba cabeza”, y sobre los que prefiere no profundizar. Hoy, en cambio, elige quedarse con otro recuerdo –uno que todavía la emociona al otro lado del teléfono–, el día en que volvió a reconocerse frente al espejo tras visitar Memoria de Pez, un estudio de tatuajes y estética de su localidad.
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