Si revisáramos un hipotético álbum familiar de la restauración barcelonesa durante las últimas décadas, veríamos que hay personajes que han ido creciendo profesionalmente casi sin que nos diéramos cuenta, mientras que de otros casi hemos olvidado cuándo bajaron la persiana de su negocio. En este país se ha pecado, lo recordaba Ferran Adrià esta misma semana en uno de los Encuentros Gastronómicos Comer, de mala y hasta de nula gestión empresarial.
]]>