En los últimos diez años, como cualquier familia, los Mendizábal celebraron festividades, cumpleaños y nacimientos, y también lamentaron pérdidas de seres queridos. Todos estos sucesos que ocurren a lo largo de la vida fueron atravesados de una manera más que particular luego del siniestro vial del 5 de abril de 2015, que dejó a Macarena Mendizábal, de 21 años, en estado vegetativo.
Aquella noche, la joven estudiante de Psicología oriunda de Ramos Mejía salió de un boliche bailable en la Costanera acompañada de sus amigos. Mientras emprendían el regreso a casa, su Volkswagen Gol fue impactado de frente por un Honda Civic conducido por Santiago Silvoso, quien circulaba con 1,46 de alcohol en sangre, más del triple que lo permitido en ese entonces.
A diez años del siniestro vial, la madre de Macarena, Adriana Aruj, recordó el único objetivo de la familia desde aquella trágica noche: brindarle la mejor calidad de vida posible. “En este tiempo, hemos pasado por todos los estados habidos y por haber, pero nunca perdimos el eje”, aseguró en comunicación con El1.
La familia Mendizábal reside en la localidad de Moreno. Cuentan con un plantel de profesionales que los acompañó todos los días desde la primera internación de la joven. “La internación domiciliaria implica una dinámica muy especial y es toda una responsabilidad. Podríamos haber elegido que Maca esté en un centro especializado, pero optamos que esté acá con nosotros”, destacó.
A pesar de su estado vegetativo, Aruj aseguró que Macarena es “partícipe absoluta” de todos los sucesos que le ocurren a la familia, tanto buenos como malos. “Uno nunca espera que a un hijo le suceda algo así, pero nos fuimos acomodando por nuestros otros hijos, los nietos y todas las circunstancias que ocurren a lo largo de la vida y uno debe seguir viviéndolas”, consideró.
Desde el punto de vista del diagnóstico, Macarena no ve y no escucha. Si bien no puede responder ni entiende las palabras de sus seres queridos, su madre indicó que “es un cuerpo sintiente”. “Ella reacciona ante determinados estímulos y fue recuperando gestos faciales, como esbozos de sonrisas, algo que antes no tenía. Sigue en estado de vigilia o vegetativo, pero tiene conexiones mínimas que no llegan a ser sostenidas”, explicó Aruj.
Debido a determinadas reacciones que ha tenido en los últimos años, su familia cree que sí tiene el poder de percibir. “Por ejemplo, si su padre le pide que pestañee, a veces lo hace. Pero algo que recuerdo es el día que su abuelo se despidió de ella cuando ya estaba muy enfermo: Macarena lloró. Todo eso es algo que no se podría explicar con palabras ni desde el punto de vista médico”, expresó.
De esta manera, un apretón de manos o un esbozo de sonrisa significa una conexión para cada una de las personas que aman a Macarena y permanecen a su lado. “Por supuesto que todo es subjetivo, pero, para nosotros, Macarena es vida. Muchas veces nos han hablado de una desconexión, aunque optamos por tenerla en casa con vida”, agregó.

Siniestros viales: un antes y un después
Santiago Silvoso fue condenado a tres años de prisión en 2019 por los delitos de “Lesiones culposas gravísimas en concurso ideal con lesiones culposas leves”. Esa condena fue confirmada en 2021 por la Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional.
“Como estábamos en plena pandemia, estuvo preso en una alcaldía. Luego pasó a Ezeiza hasta que, finalmente, lo trasladaron a una cárcel del Interior de la provincia de Buenos Aires. Dos años y medio después, le otorgaron la prisión domiciliaria. Actualmente, debe comparecer en el juzgado, no puede salir del país y está inhibido”, informó Aruj.
Asimismo, destacó que el caso de Macarena fue tratado en el Congreso y marcó un precedente para el aumento de las penas por los siniestros viales. “Fue la primera vez que se cumplió una condena efectiva con tres años de prisión porque, generalmente, los culpables quedaban libres. No obstante, a diez años del hecho, aún estamos en tratativas para poder cobrar algo de lo que nunca se pagó, ni siquiera por el auto de Maca”, señaló.
Justicia, el grito permanente de la familia Mendizábal
A pesar del desarrollo del juicio oral y una condena cumplida, la familia Mendizábal consideró que las penas por los siniestros viales “son mínimas”. “Dos años después del accidente, cambiaron las leyes y aumentaron la cantidad de años para los autores de siniestros viales. Todo esto termina siendo poco para el daño irreparable que provocan. Nuestro grito permanente y constante es hacia la Justicia”, manifestó.