Tay Kurtul, un nene de 6 años de Leicestershire, Inglaterra, murió nueve meses después de que le diagnosticaran un tumor cerebral maligno en su cerebro. Su mamá pensó que su hijo estaba cansado por las actividades extracurriculares, pero una visita al médico reveló “la peor pesadilla de todo padre”.
En mayo de 2023, la madre de Taylan, Laura, notó los primeros signos inusuales. El 12 de mayo, de camino a casa desde la escuela, Taylan le dijo: “Mamá, a veces, cuando miro las cosas, se ponen borrosas”.
Aunque una visita al optometrista al día siguiente no reveló problemas, los síntomas de Taylan comenzaron a intensificarse. El 22 de mayo, durante un entrenamiento de fútbol, se quejó de un dolor de cabeza, algo inusual para él, según contó la propia Laura en el sitio web de Brain Tumour Research, una organización británica dedicada a la investigación, concienciación y el desarrollo de nuevas estrategias para encontrar una cura contra los tumores cerebrales.
A medida que pasaban los días, los síntomas se volvieron más preocupantes: se despertaba sintiéndose enfermo con dolor de estómago, estaba más emocional y se sentía cansado incluso después de una noche completa de sueño.

Laura inicialmente pensó que Taylan podría estar agotado por sus actividades extraescolares y necesitaba un descanso. Sin embargo, la preocupación creció cuando Taylan comenzó a mostrar inestabilidad en sus pies y a perder el equilibrio.
El 30 de mayo, Laura lo llevó al médico de cabecera, a quien le mostró un video de Taylan caminando para que viera la gravedad de la salud de su hijo. El médico no dudó y los refirió inmediatamente al Leicester Royal Infirmary, un hospital universitario del Servicio Nacional de Salud, donde le realizaron una tomografía computarizada.
Esa misma noche, Laura y su esposo, Toygun, recibieron la “noticia inimaginable”: habían encontrado una masa en el cerebro de Taylan. Una resonancia magnética posterior reveló que el tumor era el tipo más agresivo de meduloblastoma y que el cáncer ya se había extendido al líquido cefalorraquídeo, lo que lo clasificaba como de alto riesgo.
Cómo Taylan Kurtul y su familia enfrentaron el diagnóstico de un tumor cerebral agresivo
El 6 de junio, Taylan se sometió a una operación de siete horas en la que los cirujanos lograron extirpar el 99 por ciento del tumor. Sin embargo, tras la cirugía, Taylan sufrió el síndrome de fosa posterior (SFP), una condición neurológica que afecta aproximadamente al 25 por ciento de los niños con meduloblastoma después de la resección quirúrgica.
No podía sentarse, caminar ni comer, tenía problemas de visión y había perdido la capacidad de hablar. Con la ayuda de un equipo de fisioterapia y el aliento de sus padres, recuperó su fuerza.
Días después de la cirugía, volvió a jugar con sus legos, y en tres semanas, su habla comenzó a regresar y su movilidad mejoró hasta que pudo caminar y hablar sin ayuda. Sus padres se esforzaron por mantener una actitud positiva a su alrededor, aunque por dentro estaban “ahogados por el miedo”.
Taylan fue sometido a un curso de seis semanas de terapia de haz de protones, una forma avanzada de radioterapia, en The Christie en Manchester. Este tratamiento implicaba una anestesia general diaria y 30 rondas de radiación en todo su cerebro y columna vertebral.
Durante este tiempo, celebraron su sexto cumpleaños. El 5 de septiembre, Taylan completó la terapia y tocó la campana de fin de tratamiento, un momento “extremadamente emotivo”.

Tras un breve período de recuperación en casa, los síntomas regresaron. Taylan comenzó a sentir náuseas por la mañana, y una resonancia magnética urgente el 19 de octubre confirmó la peor noticia: el tumor se había extendido aún más por la superficie del cerebro y la columna vertebral de Taylan.
Los médicos informaron a la familia que ya no podían aspirar a curar a Taylan, ya que el cáncer era demasiado agresivo, y la radiación solo lo había ralentizado. Solo podían ofrecer cuidados paliativos.
Los padres de Taylan tomaron la difícil decisión de detener la quimioterapia intracelular después de la Navidad de 2023, ya que la toxicidad estaba causando las primeras etapas de demencia en Taylan, y sabían que la progresión era imparable.
El 9 de febrero de 2024, Taylan falleció, en compañía de sus padres. Su pérdida dejó a sus padres con un dolor indescriptible y la sensación de que “el mundo se vuelve un lugar diferente y todo se ve gris”. Ahora, Laura y Toygun Kurtul están decididos a honrar la memoria de Taylan a través de “Tay’s Tribe”, un grupo de recaudación de fondos para apoyar la investigación sobre tumores cerebrales.