Era viernes a la tarde. Los dos chicos, de 15 años, iban a jugar a la pelota en una canchita de barrio. Byron tenía que buscar unos botines y salió en la bicicleta, con su amigo Alan, a buscarlos. Salieron contentos en la bicicleta, pero en el camino les iba a ocurrir una tragedia: un camión de la basura, del municipio de Malvinas Argentinas, los atropelló.
Byron Rodrigo Distaulo sufrió fracturas múltiples y politraumatismos. Luchó por su vida hasta que no pudo más. Después de 15 días, murió el 19 de abril en el Hospital de Traumas y Emergencias Federico Abete, en Pablo Nogués.
Alan, que iba sentado en el manubrio y alcanzó a saltar de la bici cuando vio venir al Ford Cargo, la sacó barata: apenas una lesión en la mano derecha, pero con un shock del que todavía no se recupera.
Todo quedó registrado por las cámaras de seguridad. El conductor del camión, el empleado municipal Horacio Cerdá (42) apenas frenó tras el impacto.

Un chofer de Uber, de 36 años, que vio la secuencia lo corrió siete cuadras en una Renault Kangoo, tocando bocina, y le pidió que volviera. Otra testigo, de 33, se sumó a la persecución y le dijo: «Hacete cargo, si sos humano volvé«.
A regañadientes, Cerdá negó haberlos atropellado. «Fue un accidente. Para mí los chicos se resbalaron y dieron contra la parte de atrás del camión«, declaró. Estuvo seis días detenido y advirtió que los vecinos lo increparon. «Me decían de todo, fueron agresivos«, acusó.
Todo ocurrió el 4 de abril en la calle Cura Brochero y 9 de Marzo, justo sobre un puente, en la localidad de Grand Bourg.

Alan relató que el camión «lo pasó por encima» a Byron. Su conductor miró por el espejo retrovisor y siguió su camino sin asistir a las víctimas. Le hicieron un test de alcoholemia y le dio negativo.
«Mi hijo solo era un chico de 15 años, con sueños de llegar a la universidad y me lo atropelló diciendo ‘pensé que era una bolsa de basura que se cayó‘», se lamentó la mamá de la víctima, Gabriela Laura Maidana (49), que es viuda y trabaja como asistente de personas mayores.
Byron vivía en Tortuguitas. Era uno de los 12 hijos (cuatro mujeres y ocho varones) de Gabriela, quien advirtió que «esto no puede quedar así» y es asistida por los abogados Agustín y Lautaro Rodríguez.
En un gesto conmovedor, la familia donó los órganos del chico en un operativo que hizo el Centro Único Coordinador de Ablación e Implante Provincia de Buenos Aires (Cucaiba), operación que se hizo en el Hospital Claudio Zin, de Pablo Nogués.

A Gabriela no le ayudó nadie. «Nunca se acercó el intendente (Leonardo Nardini), nunca se acercó nadie de la municipalidad, nunca me hicieron una entrevista, nunca salió en los medios, nunca se acercaron a decirme ‘mamá, ¿querés un vaso de agua?’«.
La mujer contó a Clarín que cuando llegó al hospital, tras el hecho, su hijo «estaba todo destrozado, lastimado, vomitando mucha sangre». Tenía fracturas en el cráneo, la pelvis, las costillas, la mandíbula.
«Mamá, estoy bien, estoy bien», le decía él a pesar del terrible dolor en la pierna derecha. «Mamá. Yo fui a buscar únicamente unos botines«, balbuceó el chico. Gabriela, desgarrada por dentro, intentó calmarlo: «Está bien, hijo, quedate tranquilo, ya todo va a pasar«.

Luego llegaría un paro cardíaco que solo le dejó funcionando el corazón a la víctima, quien murió el sábado 19.
La causa está a cargo de UFI N° 4 de Delitos Culposos del Departamento Judicial San Martín, que conduce la fiscal Ana De Leo. Cerdá fue imputado por «homicidio culposo y lesiones culposas agravadas por conducción de vehículo y darse a la fuga«.
«Me levanto todos los días a las seis de la mañana a trabajar, no salgo a hacer daño«, argumentó el imputado, que tiene un hijo de 16 años y fundamentó su pedido de excarcelación en que es «el sostén» de su familia, con un salario mensual de 600.000 pesos.
El chofer también negó haberse fugado. «Solo hice una cuadra y media y después di la vuelta«, expresó. Lo desmienten los testigos.
EMJ