Luego de que Juanita Tinelli publicara una carta abierta en sus redes sociales en la que habló desde la “vulnerabilidad” y expresó que había atravesado “una situación límite”, Marcelo Tinelli se refirió al tema con un mensaje en sus historias de Instagram.
El conductor de ShowMatch y empresario televisivo explicó que su hija “tuvo una experiencia muy dolorosa” y que la familia está “muy triste y preocupada por lo que pasó”. Además, aseguró que se encuentra involucrado en la investigación:
“Estamos muy tristes y preocupados por lo que pasó, y ocupándome para llegar hasta el fondo de la investigación y dar con los verdaderos responsables”, escribió.

Tinelli pidió respeto y remarcó que se trata de un tema íntimo y familiar, sobre el cual no hará más declaraciones públicas: “Como se darán cuenta en su posteo, además se trata de un tema familiar y muy íntimo, que prefiero no darle más trascendencia en los medios, sino resolver con amor y diálogo en el seno de nuestra familia”, señaló.
Por último, el conductor pidió comprensión ante la situación y dejó claro que cualquier novedad será comunicada por él mismo: “Les pido por favor que respeten mi reserva, ya que en este tema no voy a hacer declaraciones, y cualquier cosa que ustedes tengan que saber, se los voy a comunicar. Muchas gracias”.
El comunicado completo de Juanita Tinelli
Durante mucho tiempo elegí callar. Callar por miedo, por costumbre, por amor y fidelidad para proteger a quienes más amo. Pero hay momentos en los que el silencio deja de ser refugio y se convierte en una carga que duele más que cualquier palabra.
Hoy hablo desde ese lugar: desde la vulnerabilidad, desde el miedo, pero también desde la necesidad de vivir en paz.
Hace poco viví una situación que me llevó a sentir un límite. Fui amenazada, y aunque no quiero detenerme en los detalles, eso fue suficiente para entender que no puedo seguir viviendo con miedo por decisiones que no tomé.
Hablar, hoy, no es un impulso ni un acto de rebeldía: es una necesidad, y por sobre todo un derecho.
Durante años prioricé a mi familia —especialmente a mi papá— por encima de mí misma. Lo hice desde ese amor incondicional que uno tiene por su familia, desde la entrega y desde ese instinto de cuidar. Pero en ese intento, también me fui olvidando de mí, de mi salud emocional, y mis propios límites. Y hoy elijo recuperarlos.
No comparto ni avalo muchas de las decisiones que mi papá ha tomado en los últimos años. Creo que esas acciones lo han llevado a atravesar momentos difíciles que no me corresponden, pero sí me afectan profundamente. No puedo responsabilizarme por lo que no hice, pero sí por lo que siento y por cómo eso me atraviesa, a tal punto de temer por mi vida, por mi libertad.
Llevar este apellido es algo que siempre asumí con orgullo. Sé lo que representa, el peso que tiene, la historia, la exposición que conlleva y la felicidad que ha generado a muchos durante tantos años. Entiendo que, por eso, muchas veces se espera mi silencio. Pero justamente por respeto a ese nombre, y por respeto a mí misma, elijo hablar.
Hablo desde el amor y desde el miedo. Porque más allá de todo, él siempre será mi papá. Y lo amo. Pero ser su hija no puede significar vivir con miedo. No lo merezco.
Soy consciente de que mis palabras pueden generar reacciones, incluso dolor, en las personas más cercanas a mí. No busco odio, ni comprensión total. Hablo porque necesito hacerlo, porque guardar silencio ya no es opción.
Mi papá una vez me dijo que, si algo me da miedo, vaya hacia eso. Que detrás del miedo está la fuerza más grande, el aprendizaje y hasta en cierto punto lo que uno realmente es. Y hoy se lo agradezco porque entiendo que tenía razón. Porque detrás de este miedo está mi verdad, mi voz y mi derecho a vivir.
Y sí, al tener exposición te da miedo equivocarte. Pero siento que para crecer y lograr tus objetivos, hay que equivocarse, de esa forma los logras.
No sé bien a qué va a llevar esto ni qué resultado tendrá. No busco división ni una solución inmediata. Solo sé que necesitaba decirlo. Porque todo esto viene pasando, y de una forma u otra va a seguir pasando, y por eso siento que me atraviesa.
Tengo 22 años, tengo mi propia mirada y mi manera de sentir. Y, más allá de todo lo que mi apellido representa, quiero expresar mi opinión sincera, mi verdad y de alguna manera exponer mi límite.
Después de la amenaza, sentí que tenía que hacerlo pero hacerlo con honestidad, con claridad, con lo que merezco como ser humano, con muchísimo temor. Pero me estoy recordando lo que soy, y no hay miedo que exista que me frene a olvidarme de lo más importante.
No existe tal enojo o rencor. Existe sensibilidad, amor y también existe la preocupación hacia los que más amo, y principalmente hacia mí.
No me considero una víctima, me considero alguien que eligió hablar después de mucho silencio. Porque guardar lo que duele también destruye.
Y si lo que digo hace ruido, que sea el ruido de una verdad que necesitaba ser dicha.





