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martes, noviembre 11, 2025

Marcos López celebra 50 años de trayectoria con una gran retrospectiva en la Fundación Larivière

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Una retrospectiva antológica que reúne más de doscientas fotografías, algunas muy conocidas otras nunca exhibidas, una gran parte de las mismas pertenecientes a la colección de la Fundación Larivière que da apertura a Marcos López. Fotografías 1975-2025.

Marcos López / Fotografías 1975 – 2025, en Fundación Larivière. Foto: gentileza.Marcos López / Fotografías 1975 – 2025, en Fundación Larivière. Foto: gentileza.

Cincuenta años de capturar algo que él mismo describe como «documentos en forma de parodia» y que comienzan con una foto tomada a su hermana en el día de su cumpleaños en 1975, un retrato que contiene el embrión de su sesgo individual pues sostiene un cartel donde se celebra la fecha, para llegar a la última, un retrato tomado en lo que queda de los incendios forestales de Córdoba donde la recordada modelo y actriz, ahora cantante Carolina Peleretti, aparece emergiendo de los restos carbonizados de naturaleza como una Pachamama contemporánea que interpela con su mirada.

La ocasión de este exhaustivo trabajo se complementa con la edición de un libro que contiene textos de Alejandro Castellote que, si bien están datados anteriormente, dicho autor hace hincapié en apreciaciones muy justas sobre su producción.

Marcos López / Fotografías 1975 – 2025, en Fundación Larivière. Foto: gentileza.Marcos López / Fotografías 1975 – 2025, en Fundación Larivière. Foto: gentileza.

Muchas capas de sentido

La especialista en fotografía, Valeria González amiga de López que lo conoce desde hace tanto tiempo, hace un aporte interesante en otro texto donde repasa todos esos movimientos por Latinoamérica donde éste logra consolidar esa mirada singular con muchas capas de sentido, cargadas de cierta estridencia, ironía y exceso que construyen algo así como una crónica sociopoética, híbridos entre realidad y ficción.

Marcos López / Fotografías 1975 – 2025, en Fundación Larivière. Foto: gentileza.Marcos López / Fotografías 1975 – 2025, en Fundación Larivière. Foto: gentileza.

Las dos salas de la Fundación de la calle Caboto, ahora finalmente unidas, dan fuerza a la magnitud de una producción donde se reconocen varios de sus proyectos encapsulados, algunos como capas temporales donde un mismo retratado va pasando de ser un joven en su primer trabajo gastronómico a la última donde el rostro ha perdido inocencia y ya no tiene siquiera un contexto, es sólo mirada.

En sus viajes toma muchas referencias de esas presencias que dan cuenta de una sociedad que mantiene arquetipos hegemónicos heredados del norte global, con profesiones ejercidas por familias como los sastres de Bolivia o los boxeadores, pasando del blanco y negro casi documental a una construcción donde el sudor es ficcional y la escena construida como por un director de cine, algo que también es Marcos López.

Valeria González señala que «es el momento perfecto para volver la mirada sobre el artista que marcó uno de los puntos de origen de la fotografía argentina contemporánea en 1993, cuando inició su serie Pop latino. En esa época no había Google, ni Photoshop: haciendo alarde de marginalidad, Marcos López se apropió de un estilo primermundista y publicitario para pronunciarlo mal, para erigir escenas de cartón pintado por cuyas fisuras se colaba toda la irreverencia y el candor de una estética de periferia. Sus alegorías documentales reavivaron, en una coyuntura clave, la identidad política de la fotografía latinoamericana».

Y habría que señalar que López consiguió construir una narrativa que hace visible que el pop como cultura ya dejó hace mucho tiempo de ser plenamente urbano para encontrarse en pequeños pueblitos perdidos de La Puna o en espacios de expansión y descanso a la vera de los grandes ríos argentinos.

Marcos López / Fotografías 1975 – 2025, en Fundación Larivière. Foto: gentileza.Marcos López / Fotografías 1975 – 2025, en Fundación Larivière. Foto: gentileza.

Alejandro Castellote considera que «Asado en Mendiolanza» de 2001, una obra inolvidable una vez que se la ha visto, es «el ícono más representativo de la identidad social latinoamericana» y agrega que marca esa «ruptura con el academicismo documental sustituyendo los mitos por protagonistas anónimos».

Esos cruces entre temas y tópicos que citan obras emblemáticas de la historia del arte como «La lección de anatomía» de Rembrant de 1632, pieza maestra citada muchas veces por distintos autores, que ahora es un cambio de sexo en una camilla dentro de un contexto un poco sucio y lúgubre. Hay otras citas también, a Frida Khalo en «Las dos Fridas» con la obra «Hospital» de 2004 donde dos gemelos intercambian sangre.

Marcos López / Fotografías 1975 – 2025, en Fundación Larivière. Foto: gentileza.Marcos López / Fotografías 1975 – 2025, en Fundación Larivière. Foto: gentileza.

Retratos de héroes latinoamericanos

Los arquetipos de los héroes latinoamericanos cuyos rostros se han reconstruido por medio de retratos a los que hemos dado veracidad, se construyen desde otro lugar en el arquetipo de «Gaucho Gil» de 2008, que conforma un rostro de alguien que nadie fotografió en su momento, de tal modo que su retrato aparece en los santuarios populares de todo el país como el mismo gaucho, una humorada que le encanta y como dijo el propio Marcos: dentro de muchos años tal vez sea considerado el rostro del verdadero, una apropiación interesante de una foto armada en detalle que nadie ve que es una mezcla entre el venerado popular y el Juan Moreira, la novela de Eduardo Gutiérrez que espera el ataque mientras mantiene mirada firme y facón en mano.

Marcos López / Fotografías 1975 – 2025, en Fundación Larivière. Foto: gentileza.Marcos López / Fotografías 1975 – 2025, en Fundación Larivière. Foto: gentileza.

En las obras blanco y negro también hay referencias al estilo academicista que tanto determinaba la pose como el encuadre o la iluminación, pero es desde ese deseo de convertirse en fotógrafo, dejando de lado la carrera de ingeniería y viniendo a Buenos Aires en los primeros ochenta, donde esa potencia que se compone de contradicciones consolidadas por la sátira y el uso del color, resaltan como saturación propia de un sistema que intenta enmascarar con ficciones una realidad degradada.

Rostros anónimos que se prestan a jugar con Marcos cuando él comienza a sugerir una sonrisa o una pose más armada, un campo de acciones donde construye escenas como híbridos que dejan entrever los vaivenes de lo económico, lo cultural, lo político y lo social abiertos a confirmar que el paraíso prometido «una y otra vez se confirma como estafa» aunque nos haga sonreír.

Marcos López / Fotografías 1975 – 2025, en Fundación Larivière. Foto: gentileza.Marcos López / Fotografías 1975 – 2025, en Fundación Larivière. Foto: gentileza.

Un viaje imperdible acompañando a un autor que reconfigura el imaginario de la fotografía latinoamericana con humor y una poesía transformadora que opera con la sustancia del pop como telón de fondo.

Marcos López / Fotografías 1975 – 2025, en Fundación Larivière (Caboto 564, La Boca) de jueves a domingo, de 12 a 19.

Redacción

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