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viernes, junio 6, 2025

Martín Llaryora, entre la gestión y el todo o nada de la nueva política

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El armado nacional de Juan Schiaretti cuesta caro y cosecha poco. Es solo un comentario que se escuchó al pasar en una mesa de café, pero denota cierto cansancio de una militancia que no encuentra mucho rédito estratégico a una campaña que tendrá un nuevo capítulo con una charla del ex gobernador en la Universidad de Morón, en el inabarcable conurbano bonaerense.

La táctica alguna vez mencionada de invitar al espacio de Hacemos a quienes “no son kirchneristas ni mileístas” suena ingenua: nadie en política suma con exclusiones, se escuchó en la misma mesa.

El riesgo de quedar atrapado entre libertarios y opositores

En su afán de polarizar con el kirchnerismo el cordobesismo corre el riesgo de pasarse dos estaciones. La primera, la de los libertarios que le pueden comer la cancha del voto de centroderecha; la segunda es la del armado de Luis Juez y Rodrigo de Loredo que de tanto dividirse y dividirlos pueden aunarse de golpe y ofrecer un menú justo a tiempo. Ya lo sabe Macri que se distrajo con sus propios candidatos en las PASO del 2021 y desde entonces su PRO no deja de desgranarse.

Llaryora seguramente no desconoce que LLA inauguró una nueva botonera en la política hecha de riesgo no calculado y que se alimenta a base de un solo combustible: el todo o nada. Sobre esa evidencia deberá construir gestión en época de campaña y polarización.

Los gestos del gobernador con Stellantis y con el reclamo del agro por las retenciones pintan con claridad la veta corporativista que el cordobesismo defiende a menudo. Compensa con refuerzos de ayudas sociales para los sectores más postergados, pero en ese juego a dos puntas posterga a la clase media

La clase media en alerta: los precios superan a la inflación

El dato comenzó a detectarse en varios focusgroups: los precios suben más que la inflación, dice la gente en estas entrevistas focalizadas que buscan el dato cualitativo más que la acumulación estadística. Muchos empiezan a percibir que los datos duros del Indec no se parecen a los que exhiben las góndolas.

La consultora Kanatar aseguró en un informe de la semana pasada que el consumo repuntó en el 2025 pero se destaca que los sectores medios altos y altos son los que crecieron en compra de unidades. El consumo en las capas medias y bajas de la población los números siguen con signo negativo y no dan muestras de levantar en el corto plazo.

La Cámara de Comercio de Córdoba detectó en su relevamiento de mayo una caída de 4 por ciento en unidades vendidas respecto del mismo mes del año pasado y la rentabilidad disminuyó un 13 por ciento. No solo los hogares ven retraído su poder de compra sino también los comercios al ritmo de la caída de los márgenes de negocio.

A eso se suma que el relevamiento del Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales que señala que 9 de cada 10 hogares tienen deudas evidenciando la fragilidad estructural de la economía de las familias.

Pero el estado nacional parece no acusar el costo de una microeconomía estallada y la gestión del presidente Milei goza de una aprobación del 47 por ciento según la consultora Delfos con 51 % de desaprobación. Nada mal para un gobierno que no detuvo la marcha de la motosierra.

Por el momento el golpe lo absorben los niveles más cercanos del estado: municipios y provincia donde crecen los pedidos de asistencia y la demanda de atención pública de la salud. Al mismo tiempo se desplomó la coparticipación nacional un 26 por ciento por la caída de IVA (1,1%) y espacialmente de Ganancias (40 %).

Corporativismo con ayudas sociales: un equilibrio inestable

La macro no derrama sus beneficios y la micro se altera con protestas crecientes y una situación social que demanda cada vez más recursos a provincias y municipios.

Los intendentes comienzan a sufrir en serio los recortes y la primera estructura territorial de la política, que se sustenta en el cara a cara, comienza a reclamar al gobierno provincial que ensaye medidas palpables para la clase media y un discurso claro contra el gobierno nacional como autor del ajuste. Sino, la campaña será muy complicada.

El gobernador Martin Llaryora ve una oportunidad política en el ruego de los jefes comunales pero la caja será cada vez más exigua si se repiten los números de la coparticipación. A eso se suma que el acuerdo parcial por los montos adeudados por Nación a Córdoba recién comenzará a llegar en julio y desembolsará 5.000 millones de pesos por mes. Poco y nada para una acreencia que se estima en 1.000 millones de dólares.

Un año electoral que todavía no despunta, pero ya asoma la rocosa materialidad de los recortes y los ajustes y que, en tiempos de Milei, puede parecerse bastante a los juegos del hambre.

Redacción

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