Este viernes, en una emotiva entrevista en Puro Show (El Trece), Luciana Salazar sorprendió con un desgarrador relato. La modelo y actriz, que desde hace varios años mantiene un gran conflicto legal con su expareja, Martín Redrado, se quebró en lágrimas al hablar de la batalla judicial que mantiene con el economista y de cómo esto impactó en la crianza de su hija Matilda.
“Como mi hija todavía no sabe su historia completa, como fue todo, su llegada, es un tema que a mí me hace mucho daño. Psicológicamente yo ni siquiera estoy preparada para contarlo públicamente”, confesó en diálogoco con los conductores Matías Vázquez y Pampito, dejando en claro que aún le cuesta hablar de lo vivido.
“Por eso no estoy yendo a programas, no me atrevo ni a hacer entrevistas porque obviamente que van a tocar este tema y es un tema que a mí hoy todavía me sigue lastimando porque nadie sabe lo que yo viví, nadie sabe. Yo les puedo asegurar que esto es una película de terror, porque solo mis padres y mis mejores amigos saben lo que yo viví”, añadió con la seriedad que el tema merece.

Entre lágrimas, la actriz explicó que ese dolor la acompañó durante años: “Me duele todo: desde que mi hija llegó al mundo hasta lo que viví todos estos años porque Matilda no pudo en todos estos años de vida tener una madre al 100% como se merecía tenerla”, admitió con la voz quebrada.
Y agregó: “Por todos los problemas que tuve que afrontar y por todos los momentos emocionales que obviamente una mujer pasa en estas situaciones… a veces he pasado por días muy oscuros”.
“Es más violento que pelear una cuota alimentaria”
Luciana también expuso la sensación de impotencia frente al poder de su expareja: “Cuando vos del otro lado tenés una persona que también es conocida y encima tiene poder, vos estás luchando 10 veces más porque tenés todas para perder frente a una persona que tiene dinero y contactos”, señaló.
“Siempre te va a buscar la forma de humillarte, de hacerte quedar como loca, de tener gente que obviamente operan o que juegan para él, que te van a querer denigrar sin tener prueba alguna, solo para lastimarte… yo viví mucho de eso”, aseguró en otro tramo de su entrevista telefónica.
Ya en la parte final del reportaje, Salazar no pudo contener las lágrimas: “Tengo muchos sentimientos encontrados. En un punto tengo felicidad porque siento que gané una guerra y que no la podía sostener más. Ya esto me lo había tomado personal más allá de mi hija, era sed de justicia porque yo soy muy justiciera”.

Con contundencia, remarcó: “No podía creer que se me estuviera acusando de tantas cosas. Yo, que soy una persona de bien, que soy de buena familia, que mis padres me educaron siempre bien… que ensuciaran mi nombre, que ensuciaran todo, porque que te llamen ‘extorsionadora’ con un tema de una hija, con todo lo que yo pasé y sufrí… esto es más violento que estar peleando una cuota alimentaria”.
Y cerró con bronca: “A mí esto me da muchísima bronca, porque esto es violento. Es muy doloroso que te acusen de algo que no sos”.
La entrevista dejó a la vista no solo el costado más vulnerable de Luciana, sino también la lucha personal y judicial que arrastra desde hace años en defensa de su hija y de su verdad.