Aunque tuvo varios momentos de casi abandonar la competencia, Katia Fenocchio, apodada «La Tana» demuestra día a día sus ganas de seguir siendo parte de la competencia de Gran Hermano. En una charla que tuvo este martes con Lourdes Ciccarone y Gabriela Gianatassio, contó parte de su adolescencia, resaltando el momento en el que se convirtió en una joven madre de su primera hija, Zaira.
“Es re tranquila. Bueno, ahora no sé cómo estará…”, dijo La Tana, dejando en claro, de forma sutil, lo que extraña a su familia. La conversación sobre la crianza de su primera hija derivó en contar su particular historia de vida, en la que se convirtió en madre con tan solo 17 años.
“Ya va a cumplir 16… igual ella tiene otra crianza. Yo la 16 ya estaba embarazada (…) Yo le dije a mi mamá, yo tenía 13, 12 años y le dije que cuando tenga 17 iba a tener un hijo, porque nada, era como algo que siempre quise. Mamá me decía, ‘deja de hablar pelotudeces‘, y quedé embarazada. Fue algo que siempre quise y me lo ponía en la cabeza”.
Ante la pregunta de Gabriela de si se arrepiente de que haya sido tan temprano, la oriunda de La Matanza dijo con seguridad: “No, no me arrepiento, porque es como que mi hija ahora parece mi hermana, y como que yo estoy enferma me hace un té, ella se siente mal y yo soy como una compañía, porque tenemos una relación muy linda. Y capaz que una persona a mi edad recién está cambiando pañales, y yo ya pasé esa etapa”.
Allí también surgió el interrogante sobre cómo fue hacer frente a un embarazo a esa edad, y sobre si contó con el apoyo de su familia, a lo que la jugadora reveló con tristeza: “No, yo sola. Mi prima cuando se enteró que yo estaba embarazada, me dejó de hablar durante años. A mí me dolió porque era mi prima, pero bueno, la respeto. Y después mi viejo, cuando se enteró, imaginate, me dijo, ‘no, no quiero que lo tengas‘”.
“Tiempo después, cuando dijo, ‘bueno, ya está, si lo querés tener no puedo hacer nada’, fue a hablar con el padre de mi nena y le dijo, ‘vas a tener que sacar una familia adelante como sea’ y le apretó la mano fuerte como diciendo… bueno mi viejo es re loquito, o sea, yo soy loquita, mi viejo 10 veces más”, recordó La Tana.
La relación con el padre de su hija duró varios años, pero parte de la crianza de Zaira la hizo sola: “Estuve 8 años con el papá de mi nena, de Zaira, hasta sus siete años (…) con el padre de mi hija y nos la rebuscábamos los dos. Mi familia me había regalado ollas usadas, una cama de una plaza, una bañera, ropa usada de chicos, porque yo no tenía para comprarme cosas. Y después el problema era cuando yo me peleaba con el padre de mi hija, porque yo me peleaba, me separaba, él se iba y me desconocía el chabón. No me pasaba plata para los pañales ni para la leche. Cuando me peleaba con él me quería morir porque yo no tenía manera de… y la familia de él nunca me ayudó”.
Al hablar de su madre, que también transitó la maternidad siendo joven, si destacó el apoyo que recibió durante este gran cambio en su vida: “Y cuando mi mamá se enteró, me abrazó. Me dijo, bueno, yo te voy a apoyar, porque yo pasé por lo mismo. Ella quedó embarazada a los 16. Mi abuela se enteró cuando mi mamá estaba de 9 meses. La descubrió, la echó, todo se armó un quilombo. No sé cuánto estuvieron sin hablarse”.
