Por primera vez en Córdoba, Gastón Ugarte, director de arte de Pixar Animation Studios, se sentó frente a estudiantes, egresados y emprendedores para contar los secretos detrás de películas que marcaron a toda una generación, como Coco, Intensamente, Luca y Toy Story. La visita formó parte de la Semana 21 (Universidad Siglo 21), un ciclo de talleres, charlas y workshops que este año se centró en un concepto en construcción: el «talento expansivo».
«Queremos que nuestros estudiantes exploren hasta dónde pueden llegar, que construyan, diseñen y creen soluciones a desafíos reales, y que lo hagan con espíritu emprendedor», explicó Alejandro Castelli, secretario de Extensión, Vinculación e Impacto de Universidad Siglo 21. La idea de este «paraguas» de talento expansivo llevó a los organizadores a buscar personas que inspiren. Por eso eligieron a Ugarte: «Siempre buscamos argentinos que están brillando en el mundo, y Gastón es un ejemplo de ello».
«Entendemos que la creatividad es un espacio sumamente valioso para mostrarles a nuestros estudiantes cómo se construye, paso a paso, una carrera y una profesión; que el recorrido no necesariamente es lineal, sino que está lleno de aprendizajes», agregó el secretario.
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En una entrevista previa con Perfil Córdoba, Ugarte admitió sentirse entusiasmado en su primera visita al interior del país: «Usualmente solo vengo a festivales o presentaciones de películas en Buenos Aires. Estoy contento de poder venir a Córdoba y compartir esto con los estudiantes». Durante su disertación, «El arte de inventar mundos», reveló cómo se crea un universo Pixar: «Cada película requiere un ejército de gente. En mi equipo de sets somos unas 25 personas por proyecto, cada una con disciplinas diferentes. La clave está en la colaboración y en el aprendizaje constante. Estamos todo el tiempo aprendiendo cosas nuevas».

El animador también habló sobre el rol de la inteligencia artificial: «Es un tema disruptivo en la industria. La implementamos para hacer más eficiente la producción, pero cuidando que no reemplace el trabajo de nadie. La ética es central: la tecnología debe ser una herramienta, no un fin».
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Ese enfoque sobre la IA encontró un eco en la Universidad Siglo 21, que integra la innovación tecnológica a la formación académica sin perder de vista al estudiante como protagonista. «La tecnología es un medio para potenciar el aprendizaje, pero no puede estandarizar la educación. Tanto Gastón en Pixar, con una mirada artística, y nosotros, desde la mirada de la educación, coincidimos en que el diferencial lo hacemos los humanos», aportó Castelli.

«Me impresiona la cantidad de trabajo que hay hoy»
Ugarte, con orgullo y sorpresa, destacó el crecimiento de la industria local de la animación: «Me impresiona la cantidad de trabajo que hay, hoy por hoy, en este rubro. Antes los chicos no podían vivir de esto en Argentina y tenían que emigrar e irse a otros lados. Quizás la pandemia fue un puntapié importante para todo el outsourcing que se está haciendo ahora desde Argentina hacia el mundo. Es increíble«, contó.
Según el animador, hoy existen «un montón de estudios chiquitos, casi boutiques, en toda Argentina que trabajan para Disney y para empresas de Estados Unidos y de otros países». La combinación entre talento, conectividad y nuevas formas de producción abrió un escenario inédito para los creativos locales.
Castelli coincidió en que la tecnología y la educación a distancia están ayudando a descentralizar el talento: «La tecnología nos permite acercar demanda laboral a cualquier punto del país. La posibilidad de estudiar a distancia abre oportunidades en todas las regiones y evita que las economías locales se vean castigadas por la migración de sus jóvenes talentos hacia las grandes ciudades», explicó. Para el secretario, esa perspectiva trasciende lo académico: «Creo que también tiene que ver con una mirada de país«.
Talento joven y empleabilidad
La charla derivó, inevitablemente, en el vínculo entre universidades y empresas: ¿cómo se tienden puentes entre la formación y el mundo del trabajo? Ugarte comparó la experiencia con lo que ocurre en Estados Unidos: «Allá las empresas van a buscar talento a las universidades. Hay como un colchón que conecta el estudio con la primera experiencia laboral». Pero la recomendación que dejó para las casas de estudio fue clara: no alcanza con enseñar técnicas; hay que enseñar resiliencia —habilidades para adaptarse, buscar oportunidades y reinventarse cuando el mercado cambia—.
Castelli retomó esa idea y habló sobre la importancia de enseñar esa adaptabilidad dentro del aula: «Para nosotros es muy importante poder transmitirle a los estudiantes que ellos son emprendedores, que diseñen sus ideas y que pueden desarrollar su propio negocio. Para eso, los estudiantes deben cursar materias obligatorias vinculadas con la práctica profesional». Durante un semestre realizan 250 horas de experiencia laboral real, en empresas, estudios jurídicos, contables o espacios creativos.