El propietario de la vivienda en la que operaba una secta rusa, acusada de trata de personas, relató detalles sobre el comportamiento de los inquilinos que alquilaron su casa. Esteban Lovi, dueño del inmueble, señaló que lo que más le llamó la atención fue la insistencia de los visitantes en preguntar por la presencia de cámaras de seguridad.
Lovi relató que, en un primer encuentro, fueron dos mujeres, una de nacionalidad mexicana y otra rusa, quienes se presentaron como interesadas en alquilar la propiedad para un grupo de personas durante un largo período. Sin embargo, lo que más sobresalió en su conversación fueron las consultas sobre la privacidad y las cámaras de seguridad, a lo que el dueño respondió negativamente, aclarando que las cámaras perimetrales estaban fuera de servicio.
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Aunque Lovi no pudo precisar el número exacto de personas que habitarían la vivienda, mencionó que posteriormente conoció a dos hombres que se presentaron como ingenieros, quienes instalaron un sistema en un taller de su hijo. “Uno era ruso y el otro serbio. El encargado me dijo que habían instalado cuatro cámaras”, detalló el propietario, quien no sospechó en ese momento la naturaleza de las actividades que se llevaban a cabo en el lugar.
Mientras tanto, el caso sigue su curso y se espera que este jueves, el fiscal Fernando Arrigo solicite la prisión preventiva para Konstantin Rudnev, el líder de la secta. Rudnev, quien fue condenado en 2011 a 11 años de prisión por violación, fundó la secta “Ashram Shambala” en 1989, dos años antes de la disolución de la Unión Soviética.
El cabecilla de la organización fue arrestado recientemente en el Aeropuerto Internacional Teniente Luis Candelaria de Bariloche, donde intentó suicidarse con una hoja de afeitar, aunque fue reducido rápidamente por los agentes de policía.
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