A días del devastador incendio en un parque industrial de Ezeiza, que afectó a varias empresas de la zona, Juan Manuel Lago decidió romper el silencio. El empresario, pareja de Alejandra Maglietti y padre de su hijo recién nacido, Manuel, abrió las puertas de Plásticos Lago, su firma, para mostrar cómo había quedado la planta después de ser alcanzada por la explosión de Logística Fizbay.
La periodista Mercedes Ninci fue quien registró el testimonio en su cuenta de Instagram. “Exclusivo: ‘Me salvé porque volví a casa a cuidar el bebé. Ale tenía que ir a Bendita’, me dijo Juan Manuel Lago pareja de @alemaglietti mientras me mostraba la prestigiosa fábrica Plásticos Lago, luego de haber sido impactada por la explosión de Logística Fizbay en Ezeiza”, escribió junto a las imágenes del lugar reducido a escombros en gran parte.
Mientras recorrían el sector que quedó en pie, Lago explicó cómo funcionaba la planta antes del siniestro: “Esta es la planta de producción donde tenemos todas las líneas de envases y los finales de línea donde una vez que están los envases fabricados, embolsados, empaquetados, ya se van para el depósito en forma automática, una planta totalmente autónoma que por suerte quedó algo vivo. Los depósitos se arruinaron absolutamente todos. Ahora tenemos que evaluar los daños internos que tengan las máquinas, los tableros y cuando podamos tener tensión en el parque y obviamente los seguros empiecen a darnos las autorizaciones”.

Con la voz quebrada, el empresario describió el golpe económico y emocional que significó el incendio para su equipo de trabajo: “La verdad es que fue una catástrofe nunca vista. Estamos muy mal, estamos destruidos, pero bueno, estamos de pie para seguir para adelante por nuestros empleados, por las 125 familias que viven de nuestra empresa y nuestros clientes y proveedores”, señaló.
Al detallar las pérdidas, remarcó la magnitud del daño: “El galpón del depósito está totalmente destruido, donde teníamos materia prima en stock y producto terminado. La verdad que eran muchas muchas toneladas de plástico y bueno, la matricería quedó totalmente destruida, muchos de los moldes quedaron destruidos, se salvaron los moldes que estaban puestos en máquina, así que bueno, con mucho esfuerzo vamos a a salir para adelante”.

Uno de los momentos más impactantes de su relato llegó cuando contó por qué no estaba en la fábrica en el momento de la explosión. “Sí, me salvé de milagro. Yo todos los días más o menos me voy de acá de la fábrica entre las 9, 9:30, 10 de la noche y llego a la mañana muy temprano, alrededor de las 7:30 8 de la mañana. Justamente me tuve que ir porque tenía que ir a cuidar al bebé que Ale estaba trabajando en Bendita y la niñera a las 9 se retira y tenía que ir a cuidar a mi hijo. Así que por 10 minutos salí 10 minutos antes de la explosión y todavía estaba arriba de la autopista cuando me llamaron de acá, de la planta para contarme lo que había ocurrido y bueno, obviamente me vine, me pegué la vuelta urgente y me vine para la planta y a salvar lo que pudimos salvar”, recordó.
Sobre el final, remarcó el compromiso con la compañía que heredó de su familia y que ahora busca reconstruir: “La fábrica no cierra nunca porque es una empresa que trabaja 24 horas, 7 días a la semana, sábados, domingos, feriado, o sea, estamos todo el día y atrás de la empresa como cualquier empresario, pyme, cuidando lo que con tanto esfuerzo nos cuesta levantar, con tanta dedicación, amor y todo lo que le ponemos para que esto funcione”.
Mientras la Justicia y las pericias avanzaban para determinar responsabilidades por la explosión en Ezeiza, Lago se enfocaba en el día después: sostener a sus empleados, reconstruir la planta y volver a poner de pie una empresa que, como él mismo dijo, funciona gracias al esfuerzo de muchas familias.






