El pediatra y neonatólogo Medardo Ávila alerta sobre los riesgos del uso masivo de agroquímicos en Argentina. En su visita a Misiones, propone la agroecología y el uso de bioinsumos como alternativas saludables para la producción agrícola.
El médico pediatra y neonatólogo Medardo Ávila Vázquez llegará a Oberá este sábado 20 de septiembre para encabezar una charla abierta sobre los efectos del modelo agrícola basado en agrotóxicos, en el Espacio Cultural Loma Porá. En tanto, el martes 23 a las 10 h estará en Posadas, en la plaza San Martín. La actividad está dirigida a estudiantes, profesionales de la salud, referentes comunitarios y público en general interesado en una problemática que crece al ritmo del agronegocio. En la antesala de su visita, dialogó en exclusiva con canal12misiones.com.

Reconocido por su trabajo en la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, Ávila Vázquez advirtió que “el sistema actual de producción agrícola no solo enferma a la población, sino que está en crisis ambiental”.
Según explicó, en Argentina se utilizan más de 600 millones de litros de agroquímicos por año. Eso representa una exposición promedio de 15 litros por habitante. Sin embargo, solo una parte mínima de esas sustancias permanece en los cultivos: “El 80% termina en el ambiente, en el agua, en el aire, en la tierra y en los alimentos que consumimos”.
Los peligros de los agrotóxicos
Con casi 20 años dedicados a la investigación científica sobre el impacto del glifosato y otros plaguicidas, el médico explicó que su llegada a Misiones busca “aportar al debate local con evidencia científica concreta”.
Su recorrido comenzó en 2007, cuando siendo secretario de Salud en Córdoba, detectó un patrón anormal de enfermedades en un barrio lindero a campos de soja: “Los casos de cáncer se triplicaron, aumentaron los abortos espontáneos y los niños nacían con malformaciones”.
Junto a su equipo de investigación, documentó cómo los residuos de glifosato en la soja exportada superan los límites internacionales permitidos; y cómo frutas y verduras que se consumen en las ciudades argentinas contienen niveles preocupantes de estos químicos.

“En los pueblos fumigados, 7 de cada 1000 personas tiene diagnóstico de cáncer y el 50% de los chicos necesita broncodilatadores”, indicó el especialista en una nota publicada por ANCCOM.
Asímismo, tiene un efecto perjudicial para los niños. “Las neuronas en presencia de estas sustancias no se ramifican, no se intercomunican, pierden su capacidad de funcionamiento”, alertó el pediatra.

Ávila Vázquez señala que el uso de agrotóxicos aumentó de forma exponencial con la introducción de cultivos transgénicos, y que ese modelo está provocando una catástrofe sanitaria silenciosa: “Todos los años, sin incrementar la superficie sembrada, aumenta entre un 8 y un 12% la cantidad de agroquímicos aplicados. Esto se refleja en el agua, en el suelo, en la lluvia y, finalmente, en nuestros cuerpos”.
Una guerra química contra la naturaleza
Durante la entrevista, afirmó: “No podemos hacer una guerra química contra la naturaleza. Usar venenos para cultivar alimentos es un sinsentido. El tomate, la yerba, el arroz o el vino no pueden producirse a costa de envenenar lo que después comemos”.

Indicó que los productores mismos están entre los más afectados: “Detectamos tres veces más casos de cáncer entre las familias que trabajan en los campos fumigados. Ni siquiera ellos saben cuánto se exponen”. A la vez, alertó que el consumo de alimentos contaminados no distingue clase social ni edad: “Los niños, las mujeres embarazadas y los adultos mayores son los más vulnerables a los efectos de estas sustancias”.
Bioinsumos y producción orgánica: salidas concretas
En ese contexto, destacó el potencial de los bioinsumos y la producción agroecológica como alternativas viables. “Hay experiencias exitosas en Argentina que demuestran que se puede producir sin agrotóxicos y con excelentes resultados”, afirmó. “La soja orgánica argentina tiene una demanda internacional que supera la oferta, vale 10% más y se vende toda”, expresó.

A nivel local, valoró que Misiones esté impulsando el uso de bioinsumos, y criticó que, a pesar de existir una ley provincial que prohíbe el glifosato, “las presiones del agronegocio impiden su aplicación efectiva”. Señaló directamente a los intereses de las grandes corporaciones químicas, como Bayer-Monsanto, como un obstáculo para una política sanitaria real: “Es la misma empresa que vende los agroquímicos que causan cáncer y los medicamentos para tratarlo”.
Expectativas para el encuentro en Oberá
Respecto a su participación en Oberá y otras actividades en Posadas, Ávila Vázquez precisó: “Venimos a compartir la información médica y científica acumulada en estos años, para que la sociedad misionera tenga herramientas para decidir. Hay que avanzar hacia un acuerdo colectivo: los alimentos no pueden tener veneno. Eso debe ser una base ética y política”.
Frente al silenciamiento institucional y la presión de las corporaciones del agronegocio, el especialista propone avanzar hacia otro modelo de producción: “La agroecología es una alternativa posible. Con acompañamiento técnico, créditos, y políticas como la reducción de retenciones a quienes usen menos agroquímicos, como hicieron Francia o Bélgica, podemos cambiar el rumbo”.
La charla de este sábado se plantea como un espacio necesario para visibilizar, debatir y actuar frente a un modelo que, en nombre de la rentabilidad, deja una secuela de enfermedades evitables. El especialista alentó a productores, estudiantes, profesionales de la salud y vecinos a asistir a la charla: “Lo que discutimos no es un problema del campo, es un problema de todos. Porque todos comemos, todos tomamos agua y todos queremos vivir sanos”.
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