Friedrich Merz todavía no gobierna Alemania, pero en la práctica es como si ya estuviera haciéndolo. El líder conservador y previsible futuro canciller consiguió este martes la aprobación parlamentaria de una enmienda a la Constitución que relaja el freno a la deuda -limitación al endeudamiento de aureola sacrosanta entre los conservadores- para financiar así un histórico plan multimillonario de rearme y modernización de infraestructuras del país. Al tiempo, Merz propina un vuelco, quizá existencial, a la obsesión alemana por la austeridad presupuestaria.
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