Desde que Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos el pasado 20 de enero se retomó con más fuerza la retórica injerencista de esa nación (que siempre ha estado presente con todos sus gobernantes), sobre todo contra los países de América Latina, especialmente con el tema de la supuesta lucha contra el narcotráfico, además de las presiones económicas y los migrantes.
Con México no ha sido la excepción, sucediéndose un permanente intercambio de acusaciones desde la Casa Blanca y de algunos funcionarios de distintos niveles, que han ameritado oportunas, firmes y contundentes respuestas, sobre todo de su presidenta, Claudia Sheinbaum, quien al igual que su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, ha insistido siempre en la defensa de la soberanía y ha recalcado que se trata de un país independiente.
Deportaciones.
Los primeros choques declarativos entre el presidente estadounidense y su homóloga mexicana se dieron por el inicio de las deportaciones masivas de migrantes que se habían convertido en banderas fundamentales de la campaña del magnate.
Sheinbaum, quien en octubre asumió la presidencia de la nación azteca, no dudó en responder rápidamente ante esa agresiva política.
“¡Que nadie se atreva a violar la soberanía! México es un país libre, soberano e independiente”, dijo el 9 de febrero en un acto en Michoacán, precisamente uno de los estados desde donde salen grandes cantidades de migrantes hacia Estados Unidos.
“Las y los mexicanos siempre estamos para defender a nuestra patria”, agregó la mandataria, quien luego puntualizó que “Estados Unidos no sería quien es sin las mexicanas y los mexicanos que trabajan del otro lado de la frontera”.
Claudia Sheinbaum tampoco se quedó callada cuando Trump comenzó su guerra de aranceles amenazando con imponer 25% de tasas a los productos de México y Canadá. Además, anunció que revisaría el T-MEC (tratado comercial entre los tres países).
“Cooperación, coordinación sí, subordinación nunca”, manifestó el 3 de marzo en otro acto público, donde exigió que México sea tratado como igual y no como un país sometido a los dictámenes de Washington.
Insistió, una vez más, en la defensa de la soberanía, que no permitiría injerencias de ningún tipo y que las relaciones con EEUU debían mantenerse en el plano de la cooperación y no de la imposición.
“Que sepa todo el mundo que México es un gran país de hombres y mujeres valientes, que somos un país libre, independiente y soberano y que a México en cualquier lugar del mundo se le respeta”, reiteró.
El 15 de agosto aseveró: “El único que manda en México es el pueblo, así de sencillo y así de importante”, respondiendo así a otras declaraciones de Trump en las que afirmaba que tanto ese país como Canadá hacen lo que su gobierno les dice.
Narcotráfico. El 8 de agosto salió de nuevo al paso ante la supuesta firma por Trump de una orden secreta para enviar tropas a América Latina a combatir a los carteles de la droga.
“Estados Unidos no va a venir a México con los militares; cooperamos, colaboramos, pero no va a haber invasión, eso está descartado, absolutamente descartado”, recalcó.
Sus choques más recientes han sido con la Administración para el Control de las Drogas (DEA), que anunció un supuesto plan conjunto llamado Proyecto Portero.
“No sé cuál sea su intención, la verdad, decir que hay un operativo especial en la frontera, cuando no lo hay. Entonces, pues en todo caso ellos (la DEA) tendrían que decir por qué, cuál es su intención”, enfatizó.
Días después desmintió al director de la agencia, Terry Cole: “No hay colaboración sin precedentes con la DEA”.
Luego, la presidenta Claudia Sheinbaum recordó que su antecesor, Andrés López Obrador, había prohibido la operación de las agencias estadounidenses en territorio mexicano.
López Obrador también fue firme en sus posiciones

Caracas. La jefa de Estado del país azteca hizo referencias a la decisión tomada por su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, de prohibir el accionar de las agencias estadounidenses en esa nación.
Amlo, efectivamente, tomó acciones en defensa de la soberanía mexicana, impidiendo la actuación de las organizaciones de su vecino en el territorio.
En diciembre de 2020 fustigó a la DEA por su rol en la captura del exsecretario de Defensa Salvador Cienfuegos cuando llegaba con su familia de vacaciones a Los Ángeles.
“Los de la DEA deberían informar sobre su participación”, pues “indudablemente ellos convivieron” con el militar en situación de retiro. Por eso planteó ante el Senado un proyecto de reformar a la ley de seguridad nacional, para impedir la actuación de las agencias extranjeras en ese país.
El mandatario insistió en 2023 que esas agencias no podían actuar en México sin el consentimiento del Gobierno:
“Que no pueden introducirse en nuestro territorio sin que nosotros sepamos, como pasaba anteriormente, entraban sin pedir permiso, se metían hasta la cocina e incluso daban órdenes y dirigían operaciones. Eso ya no se permite”, recalcó.
El entonces mandatario insistía en la defensa de la soberanía de su país insistiendo en que no eran “una colonia”.
El presidente Chávez expulsó a la DEA hace 20 años
Redacción
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