La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, manifestó su disposición a que México juegue un papel activo como mediador en un eventual diálogo entre Estados Unidos y Venezuela. Sus declaraciones se producen tras los recientes comentarios del presidente estadounidense, Donald Trump, quien sugirió la posibilidad de conversar con el mandatario venezolano, Nicolás Maduro.
“Ojalá. Somos un país que siempre busca la paz, el diálogo, la resolución pacífica de los conflictos, no estamos a favor de invasiones. En lo que pueda ayudar México, ahí vamos a estar, que se dé un diálogo siempre. Hay que buscar el diálogo y la paz en todos lados”, expresó Sheinbaum en su intervención ante la prensa.
La mandataria mexicana reafirmó su postura histórica de rechazo a la intervención extranjera en asuntos soberanos: “Nosotros nunca vamos a estar a favor de la intervención de un gobierno extranjero en un país soberano. Y repito, ni siquiera es sólo por convicción propia, sino que esa debe ser la posición de cualquier presidente de México, porque está en la Constitución”, recordó en referencia a su declaración del pasado 26 de agosto.
México como garante de paz
El ofrecimiento de Sheinbaum llega en un momento en que Trump ha dejado entrever la posibilidad de abrir un canal de comunicación con Caracas. “Puede que tengamos algunas conversaciones con Maduro, y veremos cómo resultan, pero ellos quieren hablar”, dijo recientemente el mandatario estadounidense. Sin embargo, en la misma rueda de prensa negó tener novedades sobre Venezuela y mantuvo la ambigüedad respecto a un eventual ataque militar, lo que refleja su característico discurso cambiante.
En este escenario, la posición de México cobra relevancia. Al ofrecerse como mediador, Sheinbaum busca reforzar el papel histórico del país como garante de paz y diálogo en la región, frente a la incertidumbre que generan las declaraciones contradictorias de Washington.
La propuesta mexicana se perfila como un intento de equilibrar las tensiones y abrir un espacio de negociación que, aunque aún incierto, podría marcar un giro en las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela.






