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sábado, octubre 4, 2025

«Mi madre me pegó y quemó durante 15 años»: la historia de Caroline Eshghi y por qué su caso puede cambiar las leyes

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«No tengo ni un solo buen recuerdo con mi mamá en los 15 años que viví con ella», confesó Caroline Eshghi, de 57, cuando le preguntaron cómo fue su infancia. En 2019 denunció el calvario que padeció día tras día, con golpes desde que se despertaba hasta que se dormía, propiciados por su madre, y su testimonio podría sentar precedente en la legislación de Gran Bretaña.

Convencida de que nunca es demasiado tarde para buscar justicia, empezó a recopilar las pruebas del maltrato físico que sufrió desde que tiene memoria hasta que huyó de su casa cuando era adolescente.

Tomó la decisión a los 49, cuando ya habían pasado 34 años desde la última vez que convivió con Melanie Burmingham, su madre. «Cuando sufrís abuso no es algo que se pueda borrar, forma parte de vos y aprendes a sobrevivir, tratando de transformar lo que aún duele», sostuvo en una entrevista con The Sun.

Caroline Eshghi junto a su madre, Melanie Burmingham. (Foto: Instagram @carolineeshghi)Caroline Eshghi junto a su madre, Melanie Burmingham. (Foto: Instagram @carolineeshghi)

«Mi primer recuerdo nítido es de cuando tenía 4 años, en un pasillo donde mi mamá me lanzó por las escaleras, me estrellé contra un radiador, grité de dolor y terror, pero ella siguió pateándome como si fuera una pelota de fútbol humana; y me asusté tanto que luego oriné sangre», contó.

Entre 1970 y 1980 se mudaron más de 20 veces, y ese fue un gran inconveniente para los servicios de asistencia social, que realizaron algunos seguimientos del caso, pero se desmoronaban cada vez que le perdían el rastro a la madre de Caroline, de ciudad en ciudad.

«Vivimos en casas de Redland en Bristol, Long Ashton en las afueras de la ciudad, y Midsomer Norton en Somerset y Avebury en Wiltshire, y sin dudas empeoró cuando nos mudamos a una casa unifamiliar, donde no había vecinos cerca, por lo que ya no había posibilidad de que nadie escuchara mis gritos«, relató.

Cuando cumplió nueve años la violencia física se intensificó por un cuadro de severo alcoholismo de su madre. «Cuando cayó en el consumo diario, el alcohol potenció todo el monstruo que mi mamá ya era, y empezó destrozar cosas; un día rompió una mantequera de cristal y me abrió la cara con los vidrios rotos», comentó.

Caroline Eshghi cuando era niña. (Instagram @carolineeshghi)Caroline Eshghi cuando era niña. (Instagram @carolineeshghi)

La tortura no tenía fin, ni siquiera por las noches. La obligaba a dormir en el suelo al lado de su cama, y de noche la despertaba para golpearla.

«Antes de dormir me metía en la bañera, me sostenía la cabeza bajo el agua y apaga las luces, y cuando era niña estaba convencida de que iba a morir ahogada», rememoró, con el horror a flor de piel de aquella sensación.

El día que un profesor descubrió sus moretones y la amenaza de su tía

En 1975, cuando tenía siete años, hubo una denuncia anónima ante servicios sociales. «Lo único que recuerdo es que una señora venía a visitarme y me preguntaba: ‘¿Tu mamá te pega?’, y claro que iba a decir que no, porque sentía pánico de lo que pudiera hacerme mi madre si decía la verdad», expresó.

Tampoco hubo una revisión de su cuerpo para detectar lesiones en ese entonces. Cuando las visitadoras sociales se iban, volvía a sufrir golpizas terribles. «Me hacía arrodillarme frente a ella y apagaba sus cigarrillos en mi cuerpo», aseguró.

Dos años después, en 1977, Caroline fue examinada por un médico después de ser ingresada en el hospital con múltiples contusiones, producto de otro ataque de su madre.

Las notas del médico indicaban que las lesiones en su rostro eran el resultado de una agresión por parte de su madre y que ella era una niña en riesgo, pero no se tomaron más medidas.

Junto a su madre, en una de las sombrías postales de su infancia. (Instagram @carolineeshghi)Junto a su madre, en una de las sombrías postales de su infancia. (Instagram @carolineeshghi)

En aquel momento sus compañeros de colegio la apodaban «El oso Paddington», porque nunca tenía nada para comer en los almuerzos, y sufría cuando veía a otros niños disfrutar de lo que traían en sus loncheras.

«Mi mamá jamás me mandó nada en la mochila, me moría de hambre y esa era otra forma de maltrato», aseguró.

A los 12 años estaba en la escuela en su clase de educación física cuando su profesor se quedó atónito al ver la gran cantidad de moretones que tenía en su cuerpo.

«Me sentí avergonzado de que alguien conociera ese secreto, pero no le dijo a nadie y yo tampoco», reveló.

A veces durante los veranos se iba a la casa de su tía, y esos eran los únicos momentos en que se sentía a salvo. «El tiempo que pasé con mis primas fue como un sueño porque ahí no vivía con miedo», expresó.

Una vez incluso habló con su tía y le dijo que quería denunciar a su madre por la tortura que sufría. «Se puso furiosa y me dijo que si iba a la policía, dejaría de ser parte de la familia, y eso me desanimó por completo», lamentó.

Denunciar a su madre y verla tras las rejas

Caroline, que es madre de dos hijos y vive en Cornwall, revivió sus peores temores en 2019, cuando supo que su madre intentó contactar al mayor de sus hijos, para entablar un vínculo de abuela con su nieto.

Caroline Eshghi en la actualidad. (Foto: Instagram @carolineeshghi)Caroline Eshghi en la actualidad. (Foto: Instagram @carolineeshghi)

Sintió que era el momento de denunciarla. «Me invadió un instinto de protección para salvaguardar a mis hijos, porque desde que soy mamá no puedo comprender cómo alguien puede dañar a un niño, y menos aún, a sus hijos», expresó.

Pidió los registros del departamento de servicios sociales para recuperar aquel informe médico de su infancia y los testimonios de las denuncias anónimas.

Sin embargo, le dijeron que esos documentos ya no existían porque tras una inundación muchos papeles quedaron ilegibles. Fue la primera de muchas trabas, pero Caroline no se detuvo.

Caroline Eshghi junto a su primogénito: es madre de dos hijos. (Foto: Instagram @carolineeshghi)Caroline Eshghi junto a su primogénito: es madre de dos hijos. (Foto: Instagram @carolineeshghi)

«La policía de Avon y Somerset inició una investigación sobre aquellos archivos, y cuatro años después, en marzo de 2023, reunieron algunas evidencias y finalmente detuvieron a mi madre por el cargo de crueldad hacia una persona menor de 16 años«, detalló.

Aquella acusación se enmarca en la contravención de la sección 1 de la Ley de Niños y Jóvenes de 1933, cuya pena máxima es de dos años.

La legislación actual de Gran Bretaña indica que los jueces sólo pueden dictar sentencia según las penas máximas que establecían las leyes que estaban vigentes en el momento en que se cometió el crimen.

Melanie Burmingham, la madre de Caroline, tiene 76 años, y se declaró culpable durante el juicio en el Tribunal de la Corona de Portsmouth. Actualmente está en la cárcel, con posibilidad de libertad condicional en enero de 2026, tras cumplir el 40% de su sentencia de 20 meses en prisión.

En diálogo con la BBC, contó cómo se sintió al conocer la decisión judicial: «Me dio paz saber que está presa, pero hasta el juez coincidió en que la pena era extremadamente leve para la persona que me robó la infancia».

Y agregó: «La ley obliga a los jueces a aplicar la sentencia del momento en que ocurrió el abuso, y eso tendría que cambiar».

La campaña de Caroline Eshghi para cambiar las leyes de abuso infantil: más de 40.000 firmas

Según la agencia gubernamental británica de estadísticas, Office for National Statistics, conocida por la sigla ONS, se estima que uno de cada cinco adultos de entre 18 y 74 años sufrió abuso cuando era niño, o fue testigo de abuso.

Caroline actualmente es embajadora de National Society for the Prevention of Cruelty to Children (NSPCC), la organización benéfica líder del Reino Unido que lleva 140 años trabajando para combatir el abuso y la negligencia infantil.

«Conocemos las cifras, y sentencias como esta se sienten como un insulto; el sistema judicial debe ponerse al día en la legislación para que quienes lastimen a los niños enfrenten penas más largas y estén en prisión», expresó en sus redes sociales.

En mayo apeló la sentencia de su madre, y el caso fue recibido por el Fiscal General, Lord Justice Stuart-Smith. «Si esta señora hubiese cometido el maltrato ahora mismo, se enfrentaría a una pena mínima de nueve años y una máxima de 14 años», contempló el fiscal.

Caroline también criticó el accionar de los departamentos de servicios sociales. «Sé que cuentan con un personal dedicado, que hacen todo lo posible para salvar niños y familias en crisis, pero lamentablemente, cuando se equivocan, las consecuencias pueden ser catastróficas para los niños que conviven con agresores», alertó.

Mientras su caso se analiza, inició una campaña en la plataforma Change.org, con una petición que ya supera las 40.000 firmas. Su objetivo es impulsar una reforma legal que regule las sentencia para casos históricos de abuso infantil, y que los abusadores sean sentenciados según las pautas actuales.

Caroline Eshghi fue madre de dos hijos tras huir de su casa. (Foto: Instagram @carolineeshghi)Caroline Eshghi fue madre de dos hijos tras huir de su casa. (Foto: Instagram @carolineeshghi)

El diputado Andrew George, apoya la propuesta, e hizo llegar la campaña de Caroline al Gobierno. «Su increíble fuerza de carácter para reabrir heridas del pasado y enfrentar las consecuencias de un sistema que parece estar diseñado para desalentar la búsqueda de justicia y poner obstáculos en el camino de las víctimas, indica que debemos preocuparnos», comentó el diputado George.

Y continuó: «Aunque su agresora se encuentra por muy poco tiempo tras las rejas, Caroline no recibió la justicia que merece, y es absurdo que tengamos un sistema indulgente con los abusadores de menores solo porque cometieron el delito en determinada fecha».

A través de un video que compartió en su cuenta de Instagram, habló del dolor, el miedo y el daño psicológico infligido a un niño. «Las secuelas del abuso infantil no disminuyen con el tiempo, sino que causan traumas permanentes, y la responsabilidad del agresor tampoco debería disminuir», reclamó.

«El Gobierno debe tratar todo abuso infantil, pasado o presente, con la gravedad que amerita», indicó. «La gente me dice que soy valiente por hacer pública mi historia, y renunciar a mi anonimato, pero las verdaderas almas valientes son las que ahora están sobreviviendo al horror del abuso infantil en tiempo real», sentenció.

«Necesitamos aceptar que los monstruos son reales, que son maestros del engaño, y siguen abusando a muchos en silencio. Solo una sociedad dispuesta a dejar de mirar hacia otro lado puede generar un cambio», resumió Caroline, esperanzada con una reforma legal.

Actualmente se considera una mujer «muy afortunada». «Mi mayor agradecimiento es a mis hijos, que ya son jóvenes adultos, a través de quienes pude experimentar lo verdaderamente maravilloso que es ser madre», concluyó.

Redacción

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