Aunque ha sido Michelle Buteau la que se ha hecho famosa gracias a la primera temporada de “La supervivencia de una chica con curvas”, en donde encarnó con total desenfado a Mavis, una estilista gordita que no le tiene miedo a nada, el mérito no ha sido solo suyo, ya que detrás de escena la que supo como transformar el libro de ensayos que publicó en 2022 en un guion exitoso fue Danielle Sánchez-Witzel, con años de experiencia como productora en series como “Me llamo Earl” y “New Girl”. Por eso, a la hora de presentar la segunda temporada, en la que Mavis se va en un viaje de autodescubrimiento a Roma, fueron las dos las que contaron cómo fue que crearon la serie, además de algunos secretos que entusiasmarán a los fans de esta comedia que ofrece una mirada distinta a la sociedad estadounidense.
¿Cómo ha sido regresar con una segunda temporada?
Danielle Sánchez-Witzel: Estamos muy entusiasmadas. En el mundo de la televisión de hoy es algo muy difícil de lograr. Se lo debemos a nuestro maravilloso elenco y al equipo técnico. Gracias a ellos pudimos continuar la historia de Mavis y quienes le rodean.
Michelle Buteau: Lo bueno es que cuando nos volvimos a reunir con los guionistas, todos tenían muchas ideas. Habían visto la serie un par de veces, por lo que incluir la historia de todos los personajes nos resultó aún más fácil en esta segunda temporada. Además, mientras grabábamos la primera, muchas veces nos poníamos a soñar y nos preguntábamos que era lo que podía pasar cuando nos tocara regresar. A decir verdad, en los primeros episodios estábamos tratando de definir quienes eran estos personajes, que están basados en gente que conozco en la vida real. Pero en la segunda temporada ya está todo mucho mas claro porque todos los que actuamos hemos vivido en esa piel.
¿En qué medida la forma de vestir define quien es Mavis?
DSW: Yo creo que le define plenamente, no solo a ella, sino lo que intentamos hacer con todos los personajes en la serie. Pero en el caso de Mavis, ella trata de aceptarse a si misma. Tomamos la decisión de que fuera una estilista. Pensamos en otras opciones al definir su carrera, pero nos pareció importante poder hablar sobre moda y que ella eligiera su propio estilo de vestimenta.
MB: Ella sabe que tiene que decidir que ponerse. Si algo le gusta, se lo pone y eso es todo. Muchas veces terminamos haciendo las cosas por las razones equivocadas, porque nuestros padres nos lo dijeron, o por que es lo que se usa en la escuela, o es lo que marca la sociedad. Así es como nos tenemos que ver, actuar y ser. Pero un día uno se despierta y dice que no, y manda todas esas imposiciones al diablo.
DSW: En definitiva nuestra serie habla sobre encontrarse a si mismo. Cuando aceptas lo que te dicen estás en tus veintes, y de eso no hablamos nosotras. Nuestros personajes están ya cerca de los 40. Y la sabiduría que adquieres a esa edad es la que te permite olvidarte de todas esas imposiciones, quererte a ti misma y decirle al mundo que tiene que aceptarte como eres.
En esta serie se muestra un mundo que no es el que tradicionalmente se veía en televisión…
DSW: Lo bonito de esta experiencia fue poder crear un mundo que reflejara al nuestro. Como mujeres de color que somos, vemos la realidad de una manera diferente. Sabíamos que nuestros guionistas lo iban a reflejar y que eso se iba a ver también en la selección del elenco. Nuestro mundo es el Brooklyn de Michelle, que no es “Sexo en Nueva York”. Vamos, esa ciudad también existe y nos encanta. Pero esta es una Nueva York diferente. Para poder reflejarlo de una manera orgánica y auténtica, lo que debíamos hacer era asegurarnos de incluir muchas perspectivas diferentes, las de todas las comunidades que coexisten en Nueva York. Eso no tenía que pasar solo por los guionistas y los actores, sino que también tenía que reflejarse en todos los departamentos técnicos de la serie, desde los iluminadores a los jefes de departamento. Hemos hecho 16 episodios televisivos, todos dirigidos por mujeres. Y en la segunda temporada, todas las directoras son de color. Les contratamos porque eran las mejores, desde Kim Nguyen a Amy Inouye. Cada una de ellas trajo su propia voz.
¿Cómo fue el trabajo para adaptar las memorias de Michelle a la pantalla chica?
MB: Bueno, así fue como aprendimos a conocernos. Yo vivo en Nueva York. Danielle vive en California. Juntas hablamos a fondo de cada capítulo de la historia. Tuvimos que elegir que momentos rescatar, algunos de ellos muy dolorosos, e incluirlos en el mundo que estábamos creando.
DSW: De alguna manera fue como hacer terapia. Desarrollamos la serie durante la pandemia. Hablábamos todo el tiempo por Zoom, buscando cosas positivas para olvidarnos del covid, lo cual no era fácil. Pero creo que el contexto ayudó a que pudieramos trabajar juntas, trayendo perspectivas diferentes a la serie. Nos metimos de lleno en el libro. Tengo una copia con todas las marcaciones que le fuimos haciendo. Lo que siempre tuve en claro es que nuestra serie tenía que hablar sobre la comunidad. No tomamos todo lo que está en el libro porque era imposible, pero usamos muchas historias que están allí y que reflejan cuál era la vida de Michelle, pero a la vez teníamos claro que debíamos crear un mundo ficticio, porque nuestro objetivo era entretener y llevar un poco de alegría a los espectadores. Espero que miren nuestra serie comiendo papitas y que cuando termine se queden con una sensación de bienestar. Eso es lo que queríamos hacer. Y eso es también lo que te hace sentir el libro de Michelle.