Parece claro que Javier Milei se quiere llevar bien con el nuevo papa y hasta quiere recibirlo pronto en la Argentina no sólo porque en su primera reunión con León XIV lo invitó a visitar el país, sino porque el vocero presidencial, Manuel Adorni, se animó a decir que el pontífice “confirmó” su venida. Es decir, que la Casa Rosada la dio como un hecho, una actitud un tanto desmesurada ante los depurados modos de la diplomática vaticana que seguramente hubiese preferido que se diga que el jefe de la Iglesia católica recibió complacido el convite.
De otra manera no se entiende que un gobierno como el de Javier Milei que no deja pasar una crítica de nadie, sea un político opositor, un economista, un reconocido actor o una popular cantante, por no hablar de los periodistas independientes, por ahora al menos evite retrucarle a la Iglesia católica en el país. Porque los obispos y diversos organismos católicos vernáculos le hicieron en las últimas semanas durísimos cuestionamientos al presidente por su estilo de confrontación y a diversos aspectos de su gestión.
Un rápido vistazo a las críticas eclesiales permite comprobar que la Iglesia no había sumado tantos pronunciamientos críticos en tan poco tiempo a un gobierno en los últimos años. Y, particularmente, cuando el actual lleva poco más de un año y medio. No sólo la ofensiva clerical no fue tan intensa y dura contra el gobierno de Alberto Fernández -más allá de la presunción de predominar en sus filas simpatías con el peronismo-, sino con la administración de Mauricio Macri a partir de una compleja relación con Francisco.
La sucesión de las críticas más recientes comenzó el 19 de mayo con un comunicado conjunto de la Pastoral Social y la Comisión Justicia y Paz en el que lamentaban la represión de las fuerzas de seguridad en las convocatorias de los miércoles frente al Congreso para demandar una mejora en los haberes de los jubilados, al señalar que «la violencia nunca es la respuesta ante el ejercicio del derecho constitucional a reclamar». Y pidieron “el inicio de un diálogo que siempre es la mejor respuesta ante un reclamo”.
Continuaron con la homilía del tedeum por el 25 de Mayo en la catedral metropolitana cuando el arzobispo de Buenas Aires, Jorge García Cuerva afirmó delante del presidente y todo su gabinete que en la patria “se está muriendo la fraternidad, se está muriendo la tolerancia, se está muriendo el respeto; y si se mueren estos valores -advirtió con fuerza-, se muere un poco el futuro, se mueren las esperanzas de forjar una Argentina unida, una patria de hermanos”.
En una implícita referencia a la actitud de confrontación de Milei -aunque también hacia los que también la practican en el oficialismo y en la oposición, así como en los diversos sectores alertó frente a “los que odian -la palabra odio la pronunció varias veces- y justifican su desprecio; el terrorismo de las redes, como decía el Papa Francisco”. Y subrayó: “Hemos pasado todos los límites; la descalificación, la agresión constante, el destrato, la difamación, parecen moneda corriente”.
Con el telón de fondo de reclamos de ONG del área para que se aumente el monto de las asignaciones a las personas con discapacidad, los obispos afirmaron pocos días después que la atención a ellas “no puede ser postergado ni subordinado a otras urgencias; es un deber ético, una exigencia de justicia y un acto de humanidad”. Mientras que en Córdoba representantes del arzobispado participaron de una convocatoria por las personas con discapacidad.
En una carta enviada el viernes a los trabajadores del Hospital Agarran que había pedido su apoyo, la Conferencia Episcopal se pregunta “qué tipo de sociedad y de gobierno son capaces de no valorar adecuadamente la misión de los médicos”, y también “cómo podemos decir que valoramos toda vida y queremos defenderla cuando está amenazada si no priorizamos a quienes cuidan de la vida en todas sus formas” en una implícita referencia a ls oposición de Milei al aborto.
Paralelamente, el presidente de Cáritas, el arzobispo de La Plata, Gustavo Carrara, consideró que “el gobierno no afronta con contundencia el problema de la pobreza” porque si bien aumentó los montos de la AUH y la Tarjeta Alimentar, «se retiró o paró» obras como cloacas y agua potable en los barrios populares porque las necesidades «no se resuelven sólo con transferencia de dinero”.
Finalmente, la Pastoral de Migrantes e Itinerantes criticó este sábado el reciente decreto presidencial que modifica el régimen migratorio por considerar que “afectan principios fundamentales de nuestra Constitución y estigmatizan a quienes eligen habitar nuestro país. Y que “negarles dificultad el acceso a la salud (…) no sólo vulnera tratados internacionales; vulnera nuestra humanidad”.
Así las cosas, habrá que ver qué actitud, finalmente, adopta Milei con la Iglesia argentina y, en todo caso, le resulta posible encapsular su relación con León XIV. Pero será muy difícil -por no decir imposible- que en una visita al país, el Papa ignore en sus discursos y homilías las preocupación de la Iglesia argentina.
