El presidente argentino y líder del movimiento Libertad Avanza, Javier Milei, se enfrenta a una elección clave en la provincia de Buenos Aires para medir sus liderazgo tras 21 meses de Gobierno frente a una oposición peronista unida.
La provincia de Buenos Aires acapara siempre la atención por su peso demográfico y económico: concentra el 38,6 % de la población del país y aporta un tercio del PIB argentino y en la cita electoral de este domingo 14,3 millones de ciudadanos están llamados a votar para elegir 46 diputados y 23 senadores del Legislativo provincial donde se renuevan la mitad de las bancas de ambas cámaras y los miembros de los concejos deliberantes de los 135 municipios bonaerenses.
Esta elección provincial tiene la particularidad de haber sido separada del resto de las elecciones provinciales programadas para el 26 de octubre por decisión del gobernador bonaerense, el peronista Axel Kicillof.
Milei, desde el primer momento de la convocatoria electoral, ha planteado los comicios como una batalla clave para «aniquilar» políticamente al peronismo y se ha involucrado personalmente en la campaña, jugándose la piel literalmente cuando hace una semana fue atacado a pedradas y debió ser evacuado de un acto partidario en la periferia sur de la capital argentina.
El miércoles, tras el el cierre de campaña de Libertad Avanza, también se registraron peleas e intercambio de piedras y botellas en las inmediaciones del club barrial de Moreno, en la periferia oeste de la capital.
Algunos grupos que la prensa argentina identificó como adversarios políticos protagonizaron escaramuzas con golpes de puño, agresiones verbales, pedradas e incluso botellazos, constató la Afp.
Milei y su Gobierno se encuentran bajo fuerte ataque por parte del peronismo y el kirchnerismo con bloqueo legislativo y denuncias de corrupción que implican a su hermana y secretaria general de la presidencia, Karina Milei.
El mandatario acusa de «operaciones difamatorias» la investigación de la Justicia por el escándalo de los supuestos sobreprecios en la provisión de medicamentos para la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis).
Milei soporta además una crisis de confianza de los mercados financieros que disparó la cotización del dólar, lo que obligó al Gobierno a intervenir en el mercado a través del Tesoro. En medio de todo este contexto, la popularidad del presidente se pondrá a prueba en las elecciones de este domingo.
El peronismo y la abstención
Los últimos sondeos vaticinan un ajustado triunfo del frente peronista Fuerza Patria, dado que se prevé que se registre un ascenso de La Libertad Avanza, que a nivel nacional lidera Milei.
Las encuestas también alertan de un considerable porcentaje de indecisos y analistas consultados por Efe adelantan que puede producirse una relevante abstención, pese a que el voto es obligatorio.
Más allá de los escaños que cada fuerza logre sumar en el legislativo provincial, el resultado electoral revelará en buena medida con qué caudal de apoyo cuentan Milei y la oposición izquierdista de cara a las legislativas nacionales de octubre.
El peronismo, que gobierna desde finales de 2019 en la provincia de Buenos Aires, logró aparcar sus diferencias internas y llegar unido a esta elección tras limar diferencias sus tres vertientes, lideradas por la expresidenta argentina Cristina Fernández (2007-2015), por Kicillof y por el exministro de Economía Sergio Massa, derrotado por Milei en la última elección presidencial.
La izquierda ha buscado «nacionalizar» la campaña, desplazando del debate las cuestiones provinciales para llamar al voto como expresión del descontento contra el Gobierno de Milei.
«Es necesario ponerle un freno a tanto insulto, a tanto agravio, a tanto maltrato y desatino, y, sobre todo, a tantas y tan profundas injusticias», afirmó el jueves, con motivo del cierre de la campaña, Cristina Fernández, quien desde junio cumple prisión domiciliaria y está inhabilitada para ejercer cargos públicos tras ser condenada a seis años por corrupción en la concesión de obras viales cuando era presidenta.