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sábado, julio 19, 2025

Milei vs Villarruel: una relación rota que agrava una crisis en el gobierno argentino

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La historia de los gobiernos en Latinoamérica está plagada de pugnas soterradas y disputas abiertas entre los más altos cargos del Ejecutivo. Una vez ganada la elección y alcanzado el poder, una ‘maldición’ cae y se repite una y otra vez el distanciamiento entre el mandatario de turno y su vicepresidente(a) en varios países de nuestra región.

Ecuador fue, hasta hace muy poco, un claro ejemplo con la enemistad entre el jefe de Estado, Daniel Noboa, y su anterior vicepresidenta, Verónica Abad, a quien envió a Israel como embajadora para tenerla lejos de Quito. Ahora mismo hay una tensión creciente en Colombia entre el gobernante Gustavo Petro y su segunda Francia Márquez. Aquel acusa a esta de participar en una conspiración para dar un golpe de Estado. Y así podríamos enumerar una larga lista.

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Argentina viene pasando por apuros similares en el actual gobierno. Tampoco es algo nuevo en la nación rioplatense. Solamente en este siglo XXI fueron notorios los cruces de opinión y de acción entre Fernando de la Rúa y Carlos ‘Chacho’ Álvarez (2000-01), Néstor Kirchner y Daniel Scioli (2003-2007) y Cristina Fernández de Kirchner (CFK) y Julio Cobos (2007-2011).

Especialmente dramático fue el enfrentamiento entre estos dos últimos. La llamada Ley del Campo, como se conoció al proyecto de reforma agraria que CFK quería sacar adelante y había puesto a ganadores y agricultores en su contra, se convirtió en la gota que derramó el vaso.

Los vicepresidentes argentinos, tal como los estadounidenses, son al mismo tiempo presidentes del Senado. Y en tal calidad, Julio Cobos debía definir en una histórica sesión de la cámara alta de julio del 2008 el futuro de esa ley. Hasta ahora recuerdan en Argentina las históricas expresiones del voto dirimente de Cobos que enterró tal iniciativa: “Quiero seguir siendo el vicepresidente hasta el 2011, pero el corazón me indica que debo votar en contra, mi voto es no positivo”.

La actual disputa en el Ejecutivo argentino no involucra, por el momento, un voto dirimente pero sí un suceso en el Senado que ha agudizado la tirantez.

Al ataque en redes

“Además de traidora, una demagoga y bruta en términos económicos”. Este mensaje, en alusión a la vicepresidenta argentina Victoria Villarruel, no lo escribió Javier Milei -lo hizo Santiago Oría, director de realizaciones audiovisuales de la presidencia- pero sí lo compartió con todo gusto en su cuenta de X. Republicó además artículos que dejaban muy mal parada a su ‘vice’, mostrando nuevamente su enojo con la también titular del Senado por haber habilitado una sesión en la cámara alta en la cual se aprobó un aumento de emergencia en jubilaciones y pensiones por discapacidad.

El vuelto de Victoria

La decisión es considerada una de las peores derrotas políticas en el año y medio de mandato de Milei, quien dijo que estas leyes rompen el equilibrio fiscal y advirtió que las vetará. Villarruel no se quedó callada en sus cuentas: “Asistir a los más desprotegidos no debiera ser tan terrible, que ahorre en viajes y en la SIDE (agencia de inteligencia) y listo”, agregando que “cuando el presidente decida hablar y comportarse adultamente, podré saber cuáles son sus políticas”. Hacía referencia a que hace casi dos meses, durante el Te Deum por el 25 de mayo, el jefe de Estado evitó dialogar con ella y ni siquiera la saludó.

Pugna que desestabiliza

El jefe del Gabinete, Guillermo Francos, admite que se ha instalado, no una crisis institucional, pero sí una crisis política dentro del gobierno. Una tensión alimentada por versiones internas recibidas por Milei de que Villarruel ha tenido contactos con empresarios y opositores en supuestas reuniones conspirativas, y por eso el mote de traidora. ¿Será cierto lo del complot? Joaquín Morales Solá, columnista de “La Nación”, lo ve poco probable y recuerda que el exmandatario Eduardo Duhalde suele contar que el ‘establishment’ de los servicios de inteligencia siempre le cuenta al presidente lo que este quiere escuchar.

Los caminos se separan

Villarruel no es, en cualquier caso, una ‘doña nadie’. En todas las encuestas, la figura política más popular del país es Milei y el segundo lugar lo disputan Villarruel y Patricia Bullrich, ministra de Seguridad Nacional. La prensa se pregunta si Villarruel intentará postular a la presidencia en el 2027 y, desde su esquina, ni lo confirman ni lo niegan. Lo que sí parece evidente es que con Milei ya no irá a ningún sitio. Según Morales Solá, el asesor presidencial Santiago Caputo -del ala de los acuerdistas en el combativo gobierno de Milei- intentó atemperar vía WhatsApp la situación con Villarruel antes de la cita en el Senado, pero fue dejado en visto.

Redacción

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