La relación entre Javier Milei y Donald Trump atraviesa uno de sus momentos de mayor intensidad, marcada por coincidencias ideológicas y objetivos estratégicos comunes. A la espera de una posible reunión oficial en la Casa Blanca, se han acelerado los contactos bilaterales con visitas de alto perfil por parte de la administración estadounidense a Buenos Aires.
Uno de los gestos más destacados tuvo lugar recientemente en la embajada argentina en Washington, donde el secretario de Energía de EE.UU., Chris Wright, participó —fuera de los protocolos habituales— en una mesa de trabajo centrada en la potencialidad de Vaca Muerta. Este megayacimiento de hidrocarburos en la Patagonia es visto por ambos gobiernos como un activo clave para la cooperación energética.
Wright, figura de peso dentro del entorno republicano, actúa en coordinación con otros referentes de la gestión de Trump, como el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el secretario de Estado, Marco Rubio. De hecho, en recientes decisiones sobre la política energética hacia Venezuela, Wright se alineó con Rubio para frenar la extensión de licencias petroleras a Chevron, una medida destinada a no favorecer al régimen de Nicolás Maduro.
El embajador argentino en EE.UU., Alejandro Oxenford, ha sido un actor central en esta diplomacia energética. En conjunto con el Council for a Secure America (CSA), organizó una jornada de análisis sobre los futuros vínculos en materia de energía. Según relata el diario 20Minutos, también participaron Juan Corteletti, jefe de Misión Adjunto, y Julia Hoppstock, consejera económica y comercial.
Los movimientos apuntan a consolidar una alianza estratégica, donde los recursos de Argentina y el respaldo político de la futura administración republicana confluyen en una agenda común: energía, inversiones y geopolítica continental.
