La crisis climática se perfila como uno de los factores más determinantes en el aumento de la pobreza en América Latina durante la próxima década. Es más, diversos estudios advierten que, de no tomarse medidas urgentes, millones de niños, adolescentes y jóvenes engrosarán las listas de los más pobres por las consecuencias del presente y el futuro del clima.
La región es especialmente vulnerable por su fuerte dependencia de actividades económicas sensibles al clima, como la agricultura, la pesca y el turismo. Para los jóvenes, esto significa pérdida de oportunidades educativas, interrupción de sus proyectos de vida y una mayor probabilidad de ingresar a la fuerza laboral en condiciones precarias. Además, los impactos del cambio climático podrían empujar a millones de familias a la inseguridad alimentaria.
La crisis climática hace más pobres a los niños de América Latina
Entre 5,9 y más de 27 millones de niños y jóvenes de hasta 25 años de edad caerían en la pobreza para el 2030 a causa de la crisis climática en América Latina, alertó este miércoles un informe de la ONU que analiza los escenarios que enfrentaría la región, dependiendo de la acción climática que desarrollen los países. Se trata del informe ‘El impacto del cambio climático en la pobreza infantil y juvenil de América Latina’, publicado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El estudio se refiere a niños, niñas, adolescentes (menores de 18 años) y jóvenes (de hasta 25 años), y sus resultados indican que el cambio climático- mayormente relacionado con aumentos de temperaturas, sequías y olas de calor- provocaría un aumento de la pobreza infantil y juvenil en la región. La magnitud en la que se incremente la pobreza dependerá de los escenarios climáticos globales y de las políticas públicas implementadas, en base a las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (planes climáticos), y de si el financiamiento climático no prioriza los servicios sociales y de resiliencia para la niñez.
La realidad de esta pobreza trasladada en datos
En el escenario más optimista, en el que los gobiernos implementan acciones rápidas para limitar las emisiones de gas de efecto invernadero (GEI), «al menos 5,9 millones de niños, niñas, adolescentes y jóvenes adicionales podrían estar en situación de pobreza para 2030», indica el informe. «Esta proyección asume que los impactos del cambio climático no han agravado la desigualdad y representa un incremento del 7,3 % en el número total de niños, niñas, adolescentes y jóvenes en situación de pobreza con respecto a un escenario sin cambio climático«, precisa.
Si los gobiernos implementan muy pocas de las acciones acordadas en sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, o lo hacen tarde, «la cifra podría triplicarse a 17,9 millones de niños, niñas, adolescentes y jóvenes» cayendo en la pobreza para el 2030. Y «en el peor escenario del muy poco, muy tarde, más de 27 millones de niños, niñas, adolescentes y jóvenes adicionales podrían estar en situación de pobreza por el cambio climático. Este resultado corresponde al escenario en el que la desigualdad se amplifica de cara al 2030 y representaría un aumento de casi un 35 % en comparación con un escenario sin cambio climático».
Vulnerables y sin acceso a financiación
El director regional de Unicef para América Latina y el Caribe, Roberto Brenes, destaca que «los niños, niñas y adolescentes sostienen el mayor peso del cambio climático, no sólo porque sus cuerpos en desarrollo son más vulnerables a fenómenos extremos como ciclones u olas de calor, sino también porque estos eventos interrumpen los medios de vida de su familia y su educación». A pesar de esto, el financiamiento climático no prioriza los servicios resilientes de salud, nutrición, educación, agua y saneamiento que la infancia necesita para un óptimo desarrollo cognitivo y físico, dice el informe.
Precisa que, en el caso de América Latina y el Caribe, solo 3,4 % del total de la financiación climática multilateral es dedicada a la niñez. En este contexto, Unicef y Cepal recomiendan a los gobiernos de la región fortalecer la resiliencia climática de los servicios sociales e infraestructura crítica, para así proteger mejor a los niños y niñas, adolescentes y jóvenes, con un enfoque especial en los primeros 1.000 días de vida.
También promover una mayor conciencia, educación y empoderamiento climático de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, y fomentar políticas de protección social adaptiva y de respuestas a emergencias que tomen en cuenta las necesidades específicas de los niños, niñas y adolescentes.
Por tanto, el reto para América Latina es doble: cambiar su relación con el clima y, al mismo tiempo, adaptarse para proteger a las poblaciones vulnerables. La inversión en educación climática, sistemas de protección social, empleo verde y resiliencia comunitaria serán clave para evitar que la crisis ambiental se traduzca en una crisis generacional de pobreza que limite el futuro de millones de niños y jóvenes. EFE / ECOticias.com