Asunción, 25 feb (EFE).- Una misión internacional de indígenas y activistas denunció este martes «la extrema deforestación» en el Chaco paraguayo (oeste) y advirtió de que pone en riesgo de contacto y «genocidio» a los ayoreo en aislamiento voluntario que se mueven en una zona entre Paraguay y Bolivia, que -aseguran- se está convirtiendo en una «cárcel» para estos nativos.
La alerta fue dada a conocer por el Grupo de Trabajo Internacional para la protección a Pueblos Indígenas en Aislamiento y Contacto Inicial (Gti Piaci) al término de una visita a las comunidades Chaidi e Ijnapui del pueblo ayoreo, ubicadas en los departamentos de Alto Paraguay y Boquerón, que tuvo lugar entre el 19 y el 24 de febrero.
«La extrema deforestación, invasión de su territorio, reduce los bosques de los cuales dependen para vivir (los ayoreos en aislamiento voluntario), generando un alarmante riesgo de contacto y genocidio», consta en la declaración que leyó en una conferencia de prensa el presidente de la Nacionalidad Waorani del Ecuador (Nawe), Juan Bay.
Los visitantes, pertenecientes a comunidades indígenas de Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, expresaron su «alarma ante la magnitud de la pérdida de los bosques del Chaco», debido a la expansión de plantaciones agrícolas y la ganadería, en una zona donde aseguran existe la presencia de ayoreos no contactados.
En concreto, denunciaron la situación «provocada por la industria agroextractivista de la Estancia Faro Moro», propiedad de la empresa británica Faro Moro Limited y que colinda con la comunidad Ijnapui, donde -afirman- se «ha incrementado en los últimos dos años los avistamientos de indígena ayoreo en aislamiento».
«Necesitamos que los pueblos indígenas tengan derecho a vivir», expresó Bay, quien instó al Gobierno de Paraguay y a los ganaderos a que detengan la reducción del territorio ayoreo.
Por su parte, el secretario general del Gti Piaci, Daniel Aristizabal, aseguró que el bosque, en cierta manera, «se está volviendo en una cárcel» para estos pueblos no contactados.
«Y es terrible que se vuelva una casa por cárcel», lamentó, al señalar imágenes satelitales en las que se observa la pérdida de miles de hectáreas de bosque en el Chaco, que asoció a la «ganadería a gran escala» y al avance de plantaciones de soja transgénica.
Además, llamó la atención sobre el uso de herbicidas, pesticidas y químicos en los cultivos de soja, lo que pronosticó puede generar una «situación grave de salud» para estas comunidades.
En su intervención, el presidente de la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes de Perú (Fenamad), Pablo Inuma, pidió «conciencia» a las autoridades paraguayas para evitar un contacto forzoso con los ayoreos aislados y afirmó no haber visto una deforestación de esa magnitud «en ningún otro país» que ha visitado.
Mientras que el líder de la comunidad ayoreo Ijnapui, Carlos Dirietacore, relató que el año pasado los nativos aislados «se acercaban demasiado» e incluso vieron a un hombre y una mujer, aunque admitió que desde 2006, cuando se fundó esa comunidad, ya veían pisadas o rastros.
«Aquí hay una violación de derechos internacionales totalmente grave y delicada», consideró, por su parte, el líder del pueblo cubeo de la Amazonía colombiana Darío Silva, quien recalcó que los relatos de las comunidades «validan» que los indígenas en aislamiento «están allí». EFE
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