El analista político, entrevistado por momarandu.com, evaluó las repercusiones del viaje del equipo económico del presidente a Estados Unidos. Consideró que el viaje “fue por un salvataje y no por un premio”, lo que generó preocupación en el electorado, y advirtió que la alineación con Donald Trump puede provocar malestar y riesgos diplomáticos.
El analista político Carlos Fara, entrevistado por momarandu.com analizó las posibles repercusiones del reciente viaje del equipo económico del presidente a Estados Unidos, en el marco de la campaña hacia las elecciones del próximo 26 de octubre.
Según expresó, “ya el solo hecho de que el presidente haya tenido que ir a Estados Unidos todos sabemos que fue por un salvataje, no por un premio a que la situación argentina andaba bien”. En su evaluación, el viaje genera un clima de preocupación generalizada, ya que evidencia la fragilidad económica del país y la dependencia de la asistencia internacional.
Fara subrayó que, tras el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional firmado en abril, no hubiera sido necesario volver a Washington si la situación se hubiera estabilizado.
El analista señaló además que la figura del expresidente estadounidense Donald Trump, con quien el gobierno mantiene una relación política estrecha, genera controversias. “Trump tiene más imagen negativa que positiva en buena parte del planeta”, observó, destacando que ese alineamiento puede producir “malestar en general” entre los votantes. En ese sentido, advirtió que expresiones del tipo “si votamos acá hay dólares, si no votamos nos vamos directamente” no resultan bien recibidas, ya que implican un tono de condicionamiento. “Tampoco caen bien las frases que de alguna manera signifiquen una cierta extorsión”, puntualizó Fara, enfatizando que esos mensajes pueden tener un costo político relevante.
En relación con el escenario internacional, Fara analizó el alineamiento con la política exterior de Trump y las consecuencias que podría acarrear. Sostuvo que “ese encolumnamiento genera algún interrogante sobre si esto no puede tener alguna consecuencia de conflictos, como que se esté comprando conflictos ajenos”.
Recordó que en la década de 1990 Argentina vivió una situación similar, con dos atentados terroristas de gran impacto. En este marco, evocó que “la memoria del atentado a la AMIA permanece” y que la reciente mención del gobierno iraní sobre Argentina “reavivó temores latentes en parte de la población”.
SITUACIÓN ECONÓMICA Y EXPECTATIVAS ELECTORALES
En su análisis económico, Fara sostuvo que el país se encamina hacia las elecciones en un contexto de recesión. “Argentina va a terminar votando el 26 de octubre en un escenario de recesión”, aseguró, explicando que si bien la baja de la inflación es percibida como positiva, “tampoco está en cero, y la actividad económica sigue deprimida”. Esta situación se refleja en la pérdida del poder adquisitivo, la escasa generación de empleo y el aumento de la incertidumbre social.
Según el especialista, estos factores convierten al aspecto económico en el eje central de la elección.
El analista afirmó que, aunque el gobierno podría obtener un triunfo, “será en todo caso un triunfo bastante deslucido”. La razón, explicó, radica en que “el nivel de aprobación de la gestión del presidente está por debajo de la desaprobación”, lo que limita el margen político. En este sentido, sostuvo que el eventual resultado favorable no implicaría una recuperación de la confianza pública, sino más bien una señal de desgaste contenida en un escenario de debilidad estructural.
Consultado sobre las versiones de supuestas gestiones diplomáticas de la embajada estadounidense para tender puentes con el gobierno nacional, Fara consideró que “hubo reuniones y operaciones para calmar las aguas y pensar en una situación en la cual el gobierno no tenga más desgaste político que el que ya tuvo”. Agregó que estos movimientos buscan “atender los puentes sobre el futuro, salga como salga la elección”, aunque remarcó que la sociedad será la que finalmente se manifieste con su voto.
ESCENARIO POLÍTICO Y PROYECCIONES POSTELECTORALES
Fara analizó también el comportamiento de la dirigencia política frente al desgaste del oficialismo. Advirtió que “la oposición dialoguista se va a cuidar, nadie va a querer atender de una mano a un paciente que se está muriendo”. Según su visión, los sectores más moderados mantendrán una posición prudente, evitando comprometerse abiertamente con un gobierno debilitado.
Sostuvo que aunque podrían “sentarse y hablar con el gobierno”, difícilmente eso derive en una “ampliación de la base de sustentación política como le pide el gobierno de Trump”.
En relación con los movimientos provinciales, el analista observó que cada espacio buscará fortalecerse en su territorio antes de negociar acuerdos nacionales. “Primero vamos a contar los votos, y después con los votos que tenga cada uno hablaremos de qué hacemos a partir del 27 de octubre y sobre todo después del 10 de diciembre”, afirmó.
Fara indicó que el desgaste del gobierno se debe tanto a la situación económica como a conflictos internos. “Es un gobierno que se desgasta solo”, dijo, mencionando temas “muy complicados” como la relación con España o ciertas decisiones fiscales que deterioraron los vínculos con los gobernadores.
“El gobierno no quiso hacer alianzas electorales con muchos de los gobernadores y al final del camino también la opinión pública se terminó desgastando”, sostuvo. Según explicó, esto derivará en que “cada uno va a tratar de llevar agua para su molino y después ver cómo evoluciona el gobierno”.
En cuanto al nivel de participación electoral, Fara estimó que será intermedio. “Creo que es una elección nacional, más atractiva que las provinciales previas”, apuntó, subrayando que la atención mediática incrementará el interés ciudadano. Sin embargo, aclaró que “probablemente haya menos participación que en la elección nacional de 2021, pero por encima de la registrada este año en las provincias”.
Consideró que la magnitud de los temas en juego y la repercusión pública podrían motivar un compromiso cívico moderado, aunque no masivo.
Finalmente, el analista cerró su exposición remarcando que el resultado del 26 de octubre dependerá de la capacidad del gobierno para contener la crisis económica y transmitir estabilidad. Aun así, advirtió que “la dirigencia dialoguista será muy cautelosa” y que los acuerdos políticos no podrán reemplazar la necesidad de resultados concretos.