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La hija del periodista Jorge Rial brindó una entrevista exclusiva con el periodista Santiago Riva Roy («LAM» – America TV) en donde no se privó de hablar de ningún tema.
Morena Rial rompió el bajo perfil que mantuvo en las últimas semanas el miércoles 28 de mayo le brindó una entrevista exclusiva -mano a mano- al periodista Santiago Riva Roy, en la que habló de su infancia y de la exposición que sufrió desde corta edad.
El diálogo con el cronista de «LAM» -América TV-, la hija del conductor Jorge Rial habló de sobre su estado actual “Yo hoy estoy bien. Estoy tranquila. Hay un par de cosas que tengo que solucionar, pero estoy tranquila. No lloro hace dos años, casi. No me acuerdo cuándo fue la última vez que lloré. No lloro a diario la verdad”.
Riva Roy le preguntó sobre si la fama y la exposición le jugaron en contra a lo largo de los años y la respuesta sorprendió por su contundente sinceridad “Y sí, pesa. Yo estoy bien, no me falta nada. Mis hijos tienen salud, yo tengo salud. Quizás me merecía una infancia más normal”.
More Rial aprovechó el tono intimista de la charla y confesó «Mucho de lo que soy es también lo que pasé. Todos hubiéramos querido que algunas cosas fueran diferentes. No digo que es mala suerte; dentro de todo, estoy bien. No me falta nada. Mis hijos tienen salud y yo también«.
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Durante la entrevista, Santiago Riva Roy le consultó respecto a si tuvo problemas al enterarse de que no era hija biológica de sus padre y la influencer respondió sin vueltas “Siempre supe que era adoptada. Mi papá siempre nos dijo que había mucha maldad en la calle, que no podés esperar que venga alguien y te lo diga. Nos inculcó eso desde siempre”.
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Finalmente, More Rial contó la relación que tuvo con Silvia D’Auro -su madre- a quien no dejó muy bien parada «Siempre fue un monstruo. Desde el minuto cero. No se cambia de la noche a la mañana. Nunca lo entendí… todo el mundo dice que tenía problemas psiquiátricos».
Para terminar con el tema, esbozó una teoría «Desde mi punto de vista, creo que sí, pero no era algo que tratara. Le servimos de escudo para que no se terminara la relación. Después lo pudo sostener varios años más, volviéndolo loco. Éramos el intermedio entre ellos dos, para que no se rompiera una relación que ya estaba rota».
