Provocadora, brillante y con una vitalidad arrolladora, Moria Casán regresa a las tablas con Cuestión de Género (Teatro Metropolitan), una obra que la enfrenta a uno de los desafíos actorales más intensos de su carrera. En diálogo con revista GENTE, habla del impacto de este nuevo personaje, su conexión escénica con Jorge Marrale y cómo el teatro sigue siendo para ella un espacio de transformación, juego y resistencia.
«Esta obra, que estrenó hace tres años en París y ahora traemos a Buenos Aires, cuenta sobre Jade, una exitosa decoradora y su marido, un político que está en campaña, con quien tenemos 30 años de casados. Por una cuestión de salud, él se entera que no soy lo que cree que soy», comienza diciendo «La One» sobre su nuevo reto profesional, haciendo alusión a la temática LGBT que aborda en la pieza teatral.
Al ser consultada sobre si hay algo de ella que haya ocultado durante tantos años, Moria confiesa: «Yo nunca me analicé. Empecé, a mis veinte años, a descubrir cosas de mi vida porque se las conté a ustedes, los periodistas. Sin los periodistas no me hubiera sacado las cosas que tengo adentro. Me venían a hacer preguntas y empezaba a contar mi vida».
A poco de haber estrenado Cuestión de género, la reconocida artista asegura que aún se emociona al hacer teatro. «El seguir con el juego escénico me sigue conmoviendo. Es el ritual único que tenemos los artistas… Ojo: se puede ser actor sin ser artista».

«Además a esta obra la presentamos en un momento donde todo lo que es diverso es ninguneado. Es algo que no sólo pasa acá, sino está pasando en todo el mundo. Tener una obra de esta característica en este teatro es casi una revancha. El teatro siempre te ofrece una resistencia. Imaginate la vida sin música o sin ficción… ¡Me muero! El primer performático fue Jesús, ¡el primer hombre desnudo que vi fue Jesucristo!», continúa diciendo la «Lengua Karateka», quien en vez de dar respuestas, ofrece pequeños monólogos.
A un mes de haber finalizado definitivamente Brujas en Mar del Plata, Moria se refiere a la diferencia entre actuar con cuatro amigas y pasar a protagonizar con Jorge Marrale: «Yo, con las mujeres y hombres, no me engancho ni con lo bueno ni con lo malo. Al teatro lo tomo como algo relajante, un lugar al que voy a divertirme. Con mis compañeras teníamos mucho código de muchos años. Estuvimos juntas durante 34 años y fue algo importante. En este caso es una pieza coral y es la primera vez que hago una comedia con un hombre que funcione».
«Yo hice una comedia con Calabró que no resultó. La hice en un momento fatal mío, porque fue cuando se murió mi madre. Después dejé el teatro porque necesité salir un poco. El año 2000 fue un shock. Como yo no acostumbro ni a sufrir ni a victimizarme, dejé el teatro y me fui a Estados Unidos a pasarla bien. Con Calabró no funcionó porque tenía como 20 páginas solo, y él me miraba, se quedaba mudo y no podía arrancar. No hubo química y la obra no funcionó a nivel efectividad», repasa sobre una dupla que no logró satisfacer sus expectativas.

En esta línea, repasa otros trabajos que realizó con compañeros hombres: «Después, en televisión, trabajé con Hugo Arana, Porcel, Olmedo y todos los cómicos. Ellos tienen otra cosa… Pero volviendo a Cuestión de género, Jorge es diferente. Encuentro en él mi misma sincronía energética, y eso es más que un montón». Sobre la complicidad con Marrale, destaca: «La obra es muy incómoda, pero entre nosotros jamás tuvimos un momento de incomodidad«.
Previo a esta entrevista, Paula Kohan y Ariel Pérez de María —quienes completan el elenco de Cuestión de Género— le habían confiado a revista GENTE que aprendían muchísimo en escena, tanto de Casán como de Marrale. Sobre esto, «La One» aclara: «Yo no doy consejos, pero puedo sumar alguna sugerencia para que lo que están haciendo resulte. Los cómicos fueron mis maestros. Tenía dos o tres funciones por día… Hacía reemplazos por voluntad. Conozco y sé qué puede sacar más efecto. Si a mis compañeros los aplauden veinte veces, para mí es un placer. Sólo les diría cosas para que la revienten».

Moria Casán revela cuál es su cábala antes de salir a escena
Con casi seis décadas de experiencias en los escenarios, la diva argentina confiesa que tiene un ritual antes de salir a escena. «Yo hago un mantra cabalístico en palabras hebreas», dice con su inconfundible carisma. «Lo hago cuando estoy por salir. Ahí es mi mínimo momento de soledad y reflexión antes de salir a escena», agrega.
En cuanto a si aún tiene nervios previo a una función, dice con honestidad: «No, tengo paz antes de salir. Siempre salí como un toro, como si me hubiesen largado desnuda en la Lugones. Ahora es todo protegido. Tengo un guion, tremendo elenco, teatro y escenografía. Tengo muchas cosas que me protegen. Cuando debutás desnudo en el escenario con tu ángel y juventud, lo que tengas después en tu vida es un regalo. Con el tiempo dejás de ser figurita y pasás a ser figura. Te protege el mismo nombre que te creaste«.
Mientras mira a su alrededor y señala a los periodistas que la acompañan en esa tarde, dice: «Toda esta gente está por nosotros. Para mí eso es una protección».
«A la hora de salir a escena, a mí no me interesa saber quién viene a la función ni cuántas entradas vendieron los demás… ¡Me importa un bledo! Nada me interesa». «En el teatro, aunque estés vestido, estás en bolas. Es el striptease del alma», cierra «La One».
Agradecimientos: SMW Press.