Un proyecto resolución de las nuevas autoridades de la Cancillería que está para la firma superior y publicación suspende la entrada de nuevos aspirantes al Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN) para 2025 por considerar que “no resulta necesario en este momento convocar a un nuevo proceso de ingreso”.
El proyecto, que circula desde hace días, alarmó al cuerpo profesional del servicio exterior, que años anteriores fue uno de los más prestigiosos de Latinoamérica. Otros afirman que puede ser el fin de la carrera y aseguran no haber visto una forma de “ahorrar” de esa manera, excusa que le dieron las nuevas autoridades, incluso diplomáticas, que responden al canciller Gerardo Werthein.
Para el caso, el proyecto lleva la firma de la nueva secretaria de Coordinación y Planificación, Cristina Dellepiane, quien en otro de los proyectos que circulan para achicar más la Cancillería aparece aceptando ser subsecretaria y ya no secretaria.
“Atento a lo solicitado por el Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN) en relación con el concurso de ingreso 2025, se informa que se ha realizado un análisis detallado de la dotación de personal y de las necesidades funcionales del Servicio Exterior de la Nación (SEN) en el actual contexto administrativo y presupuestario”, empieza diciendo el proyecto de resolución NO-2025-16597110-APN-DGRRHH#MRE, que golpeó fuertemente a uno de los pocos cuerpos profesionales de la Argentina, que podría compararse con la carrera militar.
“En dicho análisis se ha observado que, considerando la proyección de la planta de funcionarios y la evolución de las necesidades operativas de la Cancillería, no resulta necesario en este momento convocar a un nuevo proceso de ingreso. La estructura actual permite atender de manera eficiente los requerimientos del Servicio Exterior sin que la incorporación de nuevos funcionarios represente una necesidad impostergable”, continúa diciendo el texto del director de personal y candidato al consulado de Milán, Claudio Ricardo Gutiérrez enviado a Dellepiane, esposa del recientemente nombrado embajador ante Uruguay, Mercosur y Aladi, Alan Beraud.
Y termina así: “Asimismo, se ha evaluado la evolución natural de la planta de personal, contemplando que en el año 2027 un número determinado de funcionarios alcanzará la edad de retiro conforme lo establecido en el artículo 18, inciso g), de la Ley 20.957. No obstante, dicha situación no implica automáticamente la necesidad de nuevas incorporaciones, sino que debe ser analizada en función de las necesidades operativas reales del Servicio Exterior.”
La batalla de Milei contra los «diplos»
La nula sintonía del presidente Javier Milei con los diplomáticos estalló cuando despidió a Diana Mondino tras el voto ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en favor del levantamiento del embargo a Cuba que mantiene Estados Unidos hace décadas. Entonces los llamó “casta diplomática”, cuando habían sido funcionarios de la Casa Rosada los que dieron luz verde a un voto en favor “del libre comercio” cuando fueron consultados por el equipo de la ex Canciller.
Según supo Clarín, el proyecto de resolución fue elaborado por la cúpula actual de la Cancillería, que también es diplomática: el vicecanciller Eduardo Bustamante, el jefe de Gabinete, Ricardo Lachterman; y el secretario de Relaciones Económicas Internacionales interino, Luis María Kreckler.
El director del ISEN, embajador Renato Carlos Sersale di Cerisano también está al tanto de este proyecto nunca visto en la Argentina desde que se creó el ISEN, en 1963, como parte de un plan de desarrollo y profesionalización de la diplomacia argentina que entonces era muy fuerte. Por tener más de 70 años, Sersale, al igual que Kreckler estaban jubilados y fueron convocados por el actual gobierno. La única diferencia entre ambos es que Sersale tiene un puesto ad honorem, no cobra sueldo especial por ser director del ISEN.
La llegada de Gerardo Werthein al Ministerio aplacó los ánimos presidenciales. Pero Milei ordenó seguir el proceso de apertura de sumarios contra los diplomáticos que habían participado de la decisión de votar así en la ONU. Al menos catorce tienen iniciado un sumario -entre ellos el vicecanciller Eduardo Bustamante-, cuando estas denuncias no se abren por hacer el trabajo de aconsejar un voto sino por faltas éticas o delictivas. Además, son muy rigurosos porque pueden arruinar la carrera de un profesional.
Al mismo tiempo, el Gobierno mantiene congelados los retroactivos de los funcionarios de carrera que fueron ascendidos, porque considera que ganan mucho. Y prepara una ola de jubilaciones. Busca invertir la proporción de los que están en el exterior, para que sean menos, en comparación con los que están en Buenos Aires, muchos de ellos en sus casas y sin tareas asignadas hoy.
También han retirado varios embajadores de carrera en sedes diplomáticas, donde no fueron reemplazados. Importantes sedes como España, Bélgica, Unión Europea, entre otras, están con funcionarios juniors.
La reciente creación de la figura de «Embajadores Comerciales» que «no responderán al Estado» generó fuerte malestar, pero va en el camino de la nueva Cancillería.
Hay actualmente poco más de 1.000 profesionales de carrera en el servicio exterior de la Nación, lo que es sensato para un país de la envergadura de Argentina. La reforma que piensan está a tono con un modelo de un país caribeño. También Donald Trump busca una reforma en el Departamento de Estado, y que la haga su actual jefe, Marco Rubio, pero el contexto no es el mismo. La Cancillería argentina está paralizada.
Lo que hubo y fue grave -y puede seguir habiendo- es una sobrepoblación de administrativos que data de la época kirchnerista, y donde La Cámpora encaró una enorme penetración, tanto a nivel profesional como ideológico. De hecho, varios de ellos, hoy acompañan la gestión del canciller Werthein.
NE