
Barcelona
La muerte al raso esta semana de Juan N., que el próximo mes de agosto hubiera cumplido 50 años, muestra la baja esperanza de vida de las personas sin techo, en concreto 57 años, 25 menos que la media de la ciudadanía de Barcelona, tal como indica un reciente informe de la fundación Arrels. Juan murió en la calle, entre Gràcia i Sarrià-Sant Gervasi, donde solía pernoctar y donde recibía la visita de voluntarios de Arrels, la última, el pasado mes de enero. El fallecimiento se produjo el miércoles junto a una oficina bancaria de la Vía Augusta con Travessera de Gràcia, tras sufrir una parada cardiorrespiratoria, avanzó Ara.
“Conocí a Juan en junio del 2024, me contó que hacía tres días que lo habían echado del canódromo, donde dormía con más gente; era un hombre muy indefenso, no se cuidaba pues estaba en una situación de depresión y de apatía, le afectaba mucho el estigma que sufren las personas sin hogar”, explica Víctor Sáez, trabajador social de Arrels. Juan tenía contacto, sin una frecuencia fija, con voluntarios de la entidad y en alguna ocasión había acudido al centro abierto de esta entidad, en el Raval. El hombre había llegado a la calle en enero del 2021, según explicó a los voluntarios.
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Desde el Ayuntamiento apuntan que Juan N. había accedido entre el 2022, cuando contactaron con él por primera vez, y hasta el 2024 “a diferentes planes de mejora“ y que ”se le tramitaron prestaciones”. “El pasado octubre fue atendido por última vez por el Servei d’Atenció Social al Sensellarisme en l’Espai Públic”. añaden.
Los últimos datos publicados por Arrels indican que entre el 25 de octubre del 2023 y el 25 de octubre del 2024, un total de 84 ciudadanos sin hogar, 73 hombres y 11 mujeres, perdieron la vida, de los cuales el 47,8% subsistían a la intemperie. Las personas que viven o han vivido en la calle suelen tener una salud más frágil, como Juan, y muchas dificultades para recibir una atención sanitaria adecuada.
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El monográfico sobre la salud de las personas que pernoctan al raso en Barcelona, presentado el pasado noviembre por Arrels, señala que las principales enfermedades crónicas que los hombres y mujeres sin techo declaran tener son los trastornos mentales (33,1%), infecciones como el VIH, tuberculosis o hepatitis (23,5%), además de patologías del aparato locomotor (17,9%).