La elefanta Pupy, que había sido trasladada desde el Ecoparque de Buenos Aires al Santuario de Elefantes de Brasil en abril de este año, murió en la noche del viernes 10 de octubre tras sufrir un colapso. La noticia fue confirmada por el propio santuario, ubicado en Chapada dos Guimarães, Mato Grosso, a través de un comunicado que conmovió a miles de personas.

“Con el corazón pesado compartimos que Pupy falleció anoche, pocos instantes después de colapsar”, expresaron desde el Santuario. En los últimos días, la elefanta había presentado molestias gastrointestinales, un cuadro que se agravó el viernes por la tarde, cuando expulsó cerca de 1,5 kilos de piedras oscuras. Poco después, mientras uno de sus cuidadores le acercaba agua, sus patas cedieron y cayó al suelo. La veterinaria del lugar intentó asistirla, pero Pupy murió en cuestión de minutos.
Pupy tenía 35 años y había vivido en cautiverio desde 1993, cuando llegó al antiguo Zoológico de Buenos Aires desde África. Durante más de tres décadas permaneció en un recinto de cemento, hasta que en abril de 2025 fue trasladada al Santuario de Elefantes de Brasil, en un operativo que demandó cinco días de viaje terrestre y más de 2.700 kilómetros recorridos.
Su llegada al santuario fue celebrada por miles de personas que siguieron el momento en que Pupy dio sus primeros pasos en libertad. Allí, se convirtió en la primera elefanta africana en habitar el predio, diseñado especialmente para ofrecer una vida digna a animales rescatados del cautiverio.

En el comunicado oficial, el santuario recordó el estado físico de Pupy al momento de su llegada: “Cuando Scott la conoció en Buenos Aires y supo que tenía poco más de 20 años, quedó impactado: parecía tener el doble de edad. Su cuerpo cargaba el peso de años de privación. Notó temblores en su trompa y en sus ojos”.
Tras su muerte, la elefanta Kenya, que también había sido trasladada recientemente desde Mendoza, se acercó al cuerpo de Pupy y pasó la noche junto a ella. “Fue un gesto de vulnerabilidad y confianza profunda. Kenya ganó el papel de hermana mayor —y Pupy finalmente conoció a una elefanta que la ponía en primer lugar, que la amaba y protegería incondicionalmente”, expresaron desde el santuario.
Una necropsia será realizada por el equipo de patología para determinar las causas exactas de su fallecimiento, aunque los resultados podrían tardar hasta tres meses. Mientras tanto, el santuario continuará compartiendo actualizaciones sobre cómo Kenya se está adaptando a la pérdida de su compañera.
“Pupy partió rodeada de amor, libertad y cuidado”, concluye el comunicado, que también agradece a quienes hicieron posible su traslado y celebraron su breve pero significativa estadía en el santuario.