El joven deportista, de 29 años, viajaba solo hacia Buenos Aires cuando perdió el control del auto. Era padre reciente y muy querido en Puerto San Julián. Su muerte conmocionó al mundo del boxeo.
El boxeo argentino está de luto. Alan “Pili” Velázquez, de 29 años, murió este viernes tras un trágico accidente en la Ruta Nacional N° 3, a unos 10 kilómetros al norte de Puerto San Julián, Santa Cruz. El joven deportista viajaba solo hacia Buenos Aires con el objetivo de comprar insumos para su emprendimiento personal.
El siniestro ocurrió alrededor de las 17:30, cuando el Volkswagen Gol Trend que conducía habría sufrido un desperfecto mecánico, provocando un vuelco fatal. Personal de la Comisaría Segunda, bomberos y médicos llegaron al lugar, pero solo pudieron confirmar el fallecimiento del boxeador.
Velázquez, además de su carrera deportiva, trabajaba en minería y recientemente se había convertido en padre: el 8 de mayo había nacido Ander, su primer hijo, junto a su pareja Florencia Vargas Schneider.
Originario de Coronel Pringles, Buenos Aires, Alan creció en Puerto San Julián, donde cultivó su pasión por el boxeo junto a su padre adoptivo, Oscar “Popeye” Gómez, excampeón sudamericano. Su carrera lo llevó a combatir en escenarios de Europa, incluyendo Suiza, Francia, España, Ucrania y Reino Unido.
Su último combate fue el 6 de diciembre de 2024 en Liverpool, frente al británico James Metcalfe, y dejó una actuación recordada en Comodoro Rivadavia frente a José Vargas. Su récord profesional fue de 4 victorias, 21 derrotas y 1 empate, pero su historia fue mucho más que un resultado: fue lucha, esfuerzo y pasión.
Compañeros, entrenadores y vecinos lo despidieron con dolor en redes sociales. “Era un pibe de barrio, humilde, de los que pelean adentro y afuera del ring”, lo recordó su padrino Candy Uribe. Su entrenador Juan Carlos Treuquil expresó: “Los guerreros nunca mueren. Nacen para ser admirados en cualquier plano”.
El cuerpo fue trasladado a la morgue judicial de Río Gallegos para la autopsia, y será despedido por sus seres queridos en Puerto San Julián, la ciudad que lo vio crecer y lo acompañó en cada paso de su vida.