En las redes sociales comenzaron a hacerse virales una serie de videos de shows de stand up en los que personas de diferentes partes de Argentina y Chile interactúan con un joven comediante sobre sus historias de vida y sus discapacidades. Desde niños y adultos que nacieron con alguna condición, hasta quienes sufrieron un accidente que les significó un profundo cambio, todos encontraron un momento de humor.
Se trata de Luis “Lucho” Miranda, un comediante chileno que sigue conmoviendo y sorprendiendo al público argentino en su reciente gira por el país, que estuvo a fines de junio en el Teatro Broadway. En una charla con Revista GENTE, el humorista de 30 años, oriundo de Vicuña -una pequeña localidad del centro-norte del vecino país-, cuenta qué lo llevó a hacer humor y cómo su historia personal ligada a la discapacidad le abrió puertas de forma inesperada a hacer algo único en lo artístico.

Con una crianza en un hogar muy tradicional, con su papá Solercio, agricultor, y su mamá Mirta, ama de casa, para Lucho fue un paso muy difícil y cuestionado el dejar atrás la carrera de contador, de la que se recibió y trabajó durante cuatro años, para dar paso a su vida como comediante. “Fue un gran susto para ellos. Pero no soy buen contador. Menos mal que el tiempo me dio la razón, o si no me hubieran molestado hasta el día de hoy”, dice entre risas.
-¿Pero entonces estudiante una carrera, laburaste de contador varios años y dijiste ‘esto no es lo mío’?
-Me di cuenta que no era buen contador, y que al final el arte es algo muy lindo. Siento que el arte es algo que de verdad se aprecia y quería dedicarme a eso. En un primer momento pude hacerlo a la par del trabajo, porque no me afectaba en el horario. Los shows eran en la noche. Y luego llegó la pandemia, y los días que no trabajaba por el aislamiento tuve más tiempo para dedicarme a los guiones y la rutina.

Como en tantos otros artistas, y particularmente los comediantes de stand up, la pandemia significó una posibilidad de crecer en cifras de seguidores y potenciales audiencias. “Yo hacía shows online y pasé de 1.000 a 30.000 seguidores, una locura”, cuenta sobre la primera etapa en la que también se fue animando a ser telonero de otros comediantes en La Serena, la capital de su región en Chile.
Encontrar en el humor una alternativa a su vida como contador fue algo que se desarrolló en su interior durante muchos años. “Siempre me gustó la comedia, aunque nunca fui el divertido de mi grupo. Siempre iba en los auriculares escuchando rutinas de comedia del Festival de Viña. Y eso me daba mucha risa, y después contaba chistes en momentos familiares, cuando está tu papá, tu tío, y alguno de ellos decía ‘Ahí el luchito se sabe un chiste’ y yo iba y contaba”, recuerda sobre esos momentos familiares en los que se encontró provocando la risa.

La discapacidad como parte de su vida y de su comedia
Lucho inicia la mayoría de sus shows contando sobre su historia personal, en la que nació con parálisis cerebral -denominada tetraparesia-, por una asfixia en la que estuvo ocho minutos sin respirar. Esto le provocó una discapacidad física que le provocó rigidez en sus manos y piernas.

“A mí no me molesta que me digan ‘discapacitado’, la forma correcta es ‘persona con discapacidad’. Pero si estás con poco tiempo y no querés decir la frase entera…”, dice entre risas
Luego se pone serio por un momento: “Siento que al final lo que más me molesta es cuando la gente trata de ser condescendiente contigo y piensa que la palabra ‘discapacitado’ es muy fuerte y te empiezan a decir ‘chico especial’, ‘tu eres grande’ o ‘no te sientas disminuido’. Y yo no me siento disminuido por tener discapacidad. No hay que escandalizarse por las cosas que son obvias. Y tampoco hay que buscar que no afecte tus sentimientos al decirte algo. Es así, no hay una maldad en decirme ‘Persona con discapacidad’ si es lo que soy”.

Luego de una primera etapa en su carrera como comediante, en la que contaba los chistes y anécdotas que escribió previamente en el formato de stand up, en el último tiempo se animó a tener interacciones con su público, y que haya un momento al final del show en el que algunos de ellos cuenten su historia y él pueda hacer humor a partir de eso.
-En esos clips en redes sociales que se viralizan, de interacciones con el público, ¿con qué te has encontrado que te impactó o sorprendió?
-Oh, de todo. Hemos tenido, de verdad, momentos muy altos. Se ha generado un espacio muy genial, algo que nunca pensé. A mí no me gustaba mucho la interacción, yo la pasaba mal en un principio porque me ponía nervioso, no soy bueno conversando. Pero a la primera que subí a las redes, explotó la cosa. Me sorprende mucho los niños, que van y hablan con una seguridad y una tranquilidad, y con una aceptación de su discapacidad que, digo, «bueh, que envidia». Ojalá hubiera sido así cuando pequeño, eso también me sorprende y me llena de orgullo por ellos. Es genial que puedan ver la discapacidad de esa manera a tan temprana edad.

Allí el chileno aprovecha a aclarar que sus shows no son enteramente interacciones, sino que los fragmentos que sube a sus redes son solo la última parte, luego de una rutina escrita por él de casi una hora. “Lo mínimo es lo que se muestra en redes sociales”, remarca a Revista GENTE, a la par que agradece a quienes van a su show también con el deseo de contar su historia o con ganas de conversar y decir chistes.
“Me di cuenta después del Festival de Viña, que empezaron a ir harta -muchísimas- personas con discapacidad. ‘Harta’ para mí son dos”, dice bromeando sobre cómo cambió su público, pero dando cuenta de una problemática que, sin ser buscada, se instaló alrededor de su show: la cantidad de butacas accesibles en los teatros, pudiendo quedar limitado el ingreso de parte de su público en algunas localidades que no cuenten con un espacio adecuado.

Luego de una gira por Argentina que incluyó Córdoba, Neuquén, Provincia de Buenos Aires y un Teatro Broadway repleto el 26 de junio, Lucho Miranda, que trabaja con Bramaica’s Producciones, tiene por delante el norte del país, para luego seguir recorriendo el continente, con fechas confirmadas en Perú, Panamá, Costa Rica, República Dominicana y México.
Fotos: Christian Beliera