“Estoy muy emocionada, esta película me tocó profundo”, nos recibe en el Salón Gaudi del Intercontinental, delantando un leve rastro de cansancio en su rostro y su voz, que Natalia Marisa Oreiro (48) sabe disimular. No tanto su indumentaria: atenta a que la producción de fotos ya ha quedado atrás, ya cubrió con un tapado verde musgo peludito su mono colorado y reemplazó los zapatos negros con taco rojo por las típicas pantuflas con que los hoteles suelen recibir a sus visitantes.

-Parece que hoy usted volvió a ser «la mujer de la fila»: la fila de periodistas para entrevistarla…
-Parece -ríe precisamente delante del banner gigante del filme de Benjamín Ávila en el que que la uruguaya surge con una indumentaria informal: sí, el mismo que la tiene revolucionada por estas horas.
-¿Por qué está tan emocionada? ¿Qué la atrajo del guion de esta película?
-Lo que más me impactó es que está basado en la vida real de muchas mujeres que visitan a familiares en prisión, un mundo que normalmente no se cuenta. Si sumás que quien me llamó para sumarme a dicho proyecto fue Benjamín, con quien formamos equipo en Infancia clandestina (2012), una película que fue bisagra en mi carrera, está todo dicho -añade mientras recorre el afiche con su mirada.
“INFANCIA CLANDESTINA ME ABRIÓ A ROLES QUE ANTES NO ME HABÍA ANIMADO A ENCARAR”
-¿Por qué fue tan importante Infancia clandestina en su carrera?
-Porque a partir de ahí empezaron a llamarme para otros proyectos artísticos y entendí que podía involucrarme en historias más profundas y socialmente comprometidas -avanza Natalia, mientras sus manos acompañan cada palabra.

En aquel filme encarnó a la protagonista, inspirada en la propia madre de Benjamín Ávila. La historia sigue a una familia que regresa a la Argentina desde el exilio en Cuba durante la dictadura militar, adoptando identidades falsas para sumarse a la “Contraofensiva Montonera”. “A su manera y con sus criterios, mi personaje -recuerda Oreiro- debía proteger a su familia en medio de un contexto de represión. Fue intenso y me enseñó a observar cada detalle de la humanidad que se despliega en la pantalla”.
«Valoro la oportunidad de haber formado parte de un proyecto tan cuidadoso -continúa-. Aquel trabajo me abrió a roles que antes no me habría animado a encarar… Por ejemplo, al poco tiempo encaré Gilda, no me arrepiento de este amor porque me apasionaba el personaje pero también por lo que había representado como mujer en un ambiente tan machista como la cumbia… Y a Evita, en la miniserie, entre otros roles. Nada me inspira más que a personificar a mujeres que marcan la diferencia… Bueno, mucho de ello se lo debo a Infancia clandestina«.

Además de Infancia clandestina, Natalia -quien comenzó su carrera en 1989 como modelo de comerciales publicitarios, desplegando su impronta a la vez en la música, la conducción y el diseño de moda- a la fecha ha grabado cuatro discos y participado en 24 ciclos de televisión y 25 películas, incluyendo producciones internacionales. Su recorrido incluye biopics, dramas y comedias que le permitieron consolidarse como una actriz versátil. “Cada proyecto me enseñó algo nuevo y me permitió explorar diferentes facetas del oficio. El cine me ha dado la posibilidad de crecer y desafiarme constantemente”, comenta volviendo a observar de refilón la gigantografía de La mujer de la fila que nos convoca.
«UN TRABAJO COLECTIVO EN EL QUE SABÍAMOS QUE ESTÁBAMOS CONTANDO ALGO IMPRESCINDIBLE»
-Ávila nos acaba de definirla como «un huracán amigable que te envuelve de manera calma».
-Jajajá -se tienta la mamá de Atahualpa (13) y esposa del músico Ricardo Mollo (68)-. Ese clima de confianza y energía me permitió ir más allá delante de cámara. Había una sensación de equilibrio invisible que sostenía la intensidad de cada escena. La guía y el acompañamiento de Benjamín durante el rodaje permitió que cada gesto fuera genuino y que las emociones no se sintieran impostadas. Fue un trabajo colectivo donde todos sabíamos que estábamos contando algo imprescindible.

La producción sigue a Andrea, cuyo hijo ha sido encarcelado y debe visitar por primera vez para verlo. Al llegar conoce a otras “mujeres de la fila”, quienes inicialmente se muestran hostiles hacia ella. Con el tiempo, serán esas mismas mujeres quienes le brindarán la fuerza necesaria para enfrentar su batalla.
Durante el rodaje los acompañaron Andrea Casamento, fundadora de la Asociación Civil de Familias de Detenidos, y varias pares, aportando veracidad y emoción a cada escena. Oreiro comenta: “No sólo encarnás; absorbés sus historias, sus silencios, sus gestos cotidianos. Cada escena tenía un peso enorme y me recordaba la responsabilidad de transmitirlo con respeto”.

“SIENTO QUE ES MI MEJOR MOMENTO COMO ACTRIZ”
-¿Cómo fue trabajar con emociones tan cercanas a la realidad? -le consultamos en la cuenta regresiva de la entrevista
-Desafiante y conmovedor. Interpretar a alguien que vive la situación de tener un familiar preso requiere conectarte con la vulnerabilidad y la resiliencia a la vez. La presencia de Andrea Casamento y de las mujeres que compartieron sus experiencias aportó un nivel de autenticidad incomparables. La película no sólo trata sobre la situación, sino sobre cómo la empatía y el afecto persisten incluso en los contextos más difíciles -define Natalia.

El drama argentino-español en cuestión dura 105 minutos, está distribuido por Moving Pics y cuenta con guion del propio Ávila y de Marcelo Muller y las participaciones de Amparo Noguera, Alberto Ammann, Federico Heinrich, Marcela “Tigresa” Acuña (en su trabajo actoral póstumo) y Lide Uranga.
-Después de vivir una experiencia tan intensa, ¿cómo cree que impactará el filme en el público?
-Espero que genere diálogo y reflexión. Que quienes la vean La mujer… salga con ganas de hablar, de pensar y de reflexionar sobre algo que normalmente permanece en silencio. Esta película me reafirmó que el cine puede transformar miradas y me hizo sentir que estoy en mi mejor momento como actriz.

-Después de semejante trayectoria, ¿qué es lo que más valora de su camino hasta este último mojón llamado La mujer de la fila, Natalia?
-Haber podido construir una carrera con la libertad necesaria para poder elegir proyectos que me desafíen y me conecten con historias que importan.
Agradecemos a Raquel Flotta y a Carolina D’Andrea (RF Prensa & Comunicaciones)