El abuso y el maltrato en todas sus formas siempre se ceba con los más débiles, es decir, con aquellas personas que por la razón que sea no están en igual de condiciones que el resto, y eso, las convierte en vulnerables. Esa debilidad puede tomar muy diversas formas, y una de ellas es la edad. Algo que no debería ser así. De hecho, tal y como asevera Natalia Rosset, abogada especializada en derecho de la vejez, “la edad no es sinónimo de vulnerabilidad”. Sin embargo, ahí fuera hay una realidad que no dice lo mismo. De hecho, podría decirse que muestra todo lo contrario.
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