Tengo tanto ruido en la cabeza que voy a intentar meditar cinco minutos antes de escribir esto. Disculpen las molestias. Es que ya habrán visto ustedes que esta sección veraniega se titula La vida lenta. En el periódico me dicen amablemente que no me preocupe por eso, pero no se imaginan el verano que atravieso, sin vacaciones sobrevaloradas ni lentitud alguna. Lo menos que puedo hacer es preparar la mente meditando un poco, aunque no se me dé bien. Cierro los ojos, relajo los hombros, pongo la alarma del móvil dentro de cinco minutos.
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