Córdoba se encuentra repleta de atractivos y pequeños rincones que invitan a una escapada de aventura para descubrir y conocer parte de su historia. Uno de estos sitios se encuentra en el Camino Real, una antigua vía de comunicación que enlazaba el puerto de Buenos Aires con el Alto Perú.
Ubicado sobre este histórico camino de Córdoba, se encuentra la Posta de Pozo del Tigre, un sitio que fue testigo de los episodios más significativos de la historia argentina y que las resguardan en silencio. Este antiguo paraje, que comenzó a tomar relevancia a fines del siglo XVII, fue clave en el sistema de postas y correos que articulaba el territorio.
La posta de Pozo del Tigre, un rincón escondido en Córdoba
Desde sus inicios, Pozo del Tigre formó parte de una vasta extensión de tierras que pertenecieron al general Gil de Oscaris Beaumont y Navarra. Con el tiempo, sucesivas subdivisiones dieron lugar a otros asentamientos cercanos, como La Batea y Las Cortaderas. Sin embargo, Pozo del Tigre mantuvo su importancia dentro del circuito de postas que conectaban la región.
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Siendo una de las postas del Camino Real de Córdoba, Pozo del Tigre formó parte de una vasta extensión de tierras que pertenecieron al general Gil de Oscaris Beaumont y Navarra.
A partir de 1769, este sitio se consolidó como un punto fundamental en las comunicaciones del Virreinato del Río de la Plata. En sus alrededores, se desarrollaron hechos clave, como la detención del exvirrey Santiago de Liniers, luego de que fracasara la contrarrevolución organizada en Córdoba en 1810.
Uno de los eventos más trascendentales de Pozo del Tigre ocurrió en plena Revolución de Mayo. En este lugar, el coronel Antonio González Balcarce notificó a Antonio Ortiz de Ocampo sobre la detención de Liniers y su comitiva. Desde la vecina Posta Las Piedritas, los prisioneros fueron escoltados hacia Buenos Aires, aunque nunca llegaron a destino: en Cabeza de Tigre, fueron ejecutados.
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El sitio también presenció el paso de los soldados de la Independencia, quienes utilizaron la posta como un punto de descanso y reabastecimiento en sus travesías. Años más tarde, por allí pasó Manuel Belgrano, ya enfermo y en el ocaso de su vida, camino a Buenos Aires, donde falleció en junio de 1820.
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Pozo del Tigre mantuvo su importancia dentro del circuito de postas que conectaban la región.
Pozo del Tigre, un patrimonio que resiste al tiempo
A pesar del paso de los siglos, la Posta de Pozo del Tigre mantiene parte de su estructura original, con detalles arquitectónicos que remiten a su época de esplendor. Uno de sus elementos más llamativos es un dintel de madera con una inscripción histórica: “Año de 1771”. Este vestigio, junto con el valor simbólico del lugar, la convierte en una parada obligada para los amantes de la historia y el turismo cultural en Córdoba.
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Visitar este rincón del Camino Real permite sumergirse en el pasado, revivir los acontecimientos que forjaron la nación y descubrir la importancia de estos antiguos refugios que, aún hoy, conservan su esencia y legado.
