El socorrista de la piscina municipal del Catllar (Tarragonès) se encontró el domingo por la mañana, a su llegada, excrementos flotando en el agua. Ante el revuelo por la oleada de defecaciones en piscinas de dentro y fuera de Catalunya (más de 300), respondiendo a un supuesto reto viral, el Ayuntamiento pensó que eran heces humanas y decidió cerrar rápidamente la pileta para limpiarla.
Tras clausurar temporalmente la piscina, en plena oleada de calor, el Consistorio comunicó a los vecinos que se habían detectado heces, por lo que estaría cerrada “hasta nuevo aviso”, pidiendo “disculpas por las molestias”.
La piscina pública del Catllar, ubicada en el parque de la Torre d’en Guiu, dispone de cámaras de vídeo de seguridad. Los responsables municipales se dispusieron a revisar las grabaciones con la esperanza de descubrir al autor o autores de las defecaciones.
Las imágenes de las cámaras de seguridad probaron que las aves acudieron desde el río Gaià a refrescarse
“Esperábamos encontrar una o varias personas aprovechando la noche para saltar la valla y hacer el reto viral, estábamos pendientes de esto”, explica Xavier Canadell, alcalde del Catllar. En las imágenes no apareció ninguna persona depositando sus excrementos en la piscina. “Resulta que fueron los pobres patos, ellos van a la suya, no tienen ninguna intencionalidad”, añadió sonriendo Canadell.
En las imágenes pudieron comprobar como unos patos llegaron hasta la piscina municipal a primera hora del domingo, cuando justo empezaba a clarear. Las aves acudieron para refrescarse desde el río Gaià. A medio centenar de metros de la pileta del Catllar, los patos habitan en una de las esclusas de un río muy escaso, sobre todo en los meses de verano.
Antes de irse de la piscina, los animales dejaron algunas deposiciones en el agua. Al mezclarse y pasar algunas horas, el socorrista pensó que se trataba de heces humanas. “Si nos hubiera mandado algunas fotos quizás habríamos visto que no eran excrementos humanos”, explica el alcalde.
El protocolo establece que la piscina se debe cerrar para a limpiar el agua a través de un proceso químico que dura 12 horas
A pesar de que hubieran sabido que se trataba de heces de pato, el Ayuntamiento asegura que se hubiera procedido de la misma manera. El protocolo establece que la piscina se debe cerrar para a limpiar el agua a través de un proceso químico que dura doce horas.
La limpieza se llevó a cabo entre el domingo y el día de ayer, con la piscina cerrada. Si las analíticas confirman que la calidad del agua es óptima y no hay presencia de restos de heces ni bacterias, volverá hoy mismo a recibir bañistas, con los termómetros un poco más bajos pero con los vecinos con tantas ganas o más de refrescarse.
En paralelo, el Ayuntamiento está estudiando una forma de poder evitar que los patos, instalados a solo cincuenta metros, acudan a bañarse a la piscina municipal. Justo antes del inicio de la temporada de baño, el pasado junio, cuando se preparaba la apertura, un día se detectaron heces de ave en la pileta. Por aquel entonces nadie se había cagado a sabiendas en ninguna piscina pública.