América Latina es un mosaico de culturas, paisajes y destinos soñados, pero hay un rincón poco esperado que brilla con fuerza propia. A pesar de no ser una potencia en tamaño o visibilidad internacional, ha escalado posiciones hasta convertirse en la economía más próspera por habitante. Esta combinación entre desarrollo y belleza natural lo transforma en un lugar irresistible para vacacionar.
El país que lidera la región sin que nadie lo vea venir

Mientras muchas personas pensarían en economías como Brasil o México al hablar de prosperidad en América Latina, la verdadera sorpresa viene desde una isla del Caribe. Puerto Rico, con un Producto Bruto Interno (PBI) per cápita de alrededor de 38.000 dólares, lidera la región en este indicador económico.
Aunque oficialmente es un territorio no incorporado de Estados Unidos, Puerto Rico ha sabido construir una economía robusta y diversificada. Su fortaleza no radica solo en el turismo, sino también en industrias como la farmacéutica, la biotecnología y las finanzas. Esta base económica sólida le permite tener una infraestructura moderna, con acceso preferencial a mercados internacionales gracias a su vínculo con EE. UU.

A pesar de que Brasil y México conservan el liderazgo en términos de economía total, Puerto Rico supera a cualquier otro país latinoamericano si se mide la riqueza por persona. Le siguen en el ranking Bahamas, Barbados, Uruguay y San Cristóbal y Nieves.
Una joya turística con más que sol y arena

Más allá de su desempeño económico, Puerto Rico se ha consolidado como uno de los destinos más atractivos del Caribe. Sus playas paradisíacas, como Culebra y Vieques, son solo el comienzo. En estas costas no solo se disfruta del sol, sino también de la biodiversidad marina y terrestre en entornos como el Culebra National Wildlife Refuge, donde se pueden ver arrecifes de coral y peces tropicales mientras se bucea.
Vieques, por su parte, ofrece una experiencia mágica: navegar de noche por la Bahía Mosquito, donde diminutos organismos bioluminiscentes iluminan las aguas creando un espectáculo natural inolvidable.
Para quienes buscan cultura e historia, el Viejo San Juan es una parada obligada. Este barrio combina arquitectura colonial española, calles adoquinadas y plazas llenas de vida. Además, se ha convertido en un centro de tours gastronómicos, donde los sabores típicos de la isla son los protagonistas de experiencias que conquistan todos los sentidos.